Datos oficiales desmontan la narrativa de Trump: ciudadanos estadounidenses concentran la mayoría de condenas por tráfico de drogas
Un análisis del Instituto Cato revela que casi 8 de cada 10 sentencias por delitos de narcotráfico en 2024 correspondieron a nacionales de EE.UU.
Estados Unidos, a 24 de diciembre de 2025.- Las estadísticas oficiales contradicen el discurso sostenido por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien desde su llegada a la Casa Blanca en enero ha responsabilizado a los inmigrantes —especialmente a los irregulares— de agravar la crisis de drogas en el país. De acuerdo con datos analizados por el Instituto Cato, el 78 % de las condenas por tráfico de drogas en 2024 recayeron en ciudadanos estadounidenses, incluidos los delitos relacionados con el fentanilo, la sustancia más letal del mercado ilegal.
El discurso político frente a los números
Desde el inicio de su mandato, Donald Trump ha insistido en que los inmigrantes y los cárteles extranjeros son los principales responsables de la entrada de drogas a Estados Unidos. Esta narrativa ha servido como eje de su política migratoria y de seguridad, reforzada con mensajes que asocian migración irregular y crimen organizado.
Sin embargo, los datos oficiales del propio Gobierno estadounidense, analizados por el Instituto Cato, muestran una realidad que desmiente ese planteamiento: de los 12,004 condenados a nivel nacional por delitos de tráfico de drogas en 2024, 9,362 eran ciudadanos estadounidenses, es decir, cuatro de cada cinco sentencias.
Nacionales, mayoría en el tráfico de drogas
El análisis revela que los ciudadanos estadounidenses representaron el 80.11 % de todas las condenas por tráfico de drogas, el 84.28 % de las relacionadas específicamente con el fentanilo y el 77.99 % de aquellas vinculadas con sustancias distintas a este opioide sintético.
Estas cifras colocan a los nacionales no solo como participantes relevantes, sino como el grupo predominante en la cadena de distribución interna, lo que cuestiona la idea de que el fenómeno esté impulsado mayoritariamente por actores extranjeros o migrantes recientes.
La frontera suroeste y el fentanilo
Particular atención merece la zona fronteriza del suroeste de Estados Unidos —que abarca regiones de California, Arizona, Nuevo México y Texas—, donde el discurso político suele insistir en una “inundación” de drogas proveniente del exterior.
En contraste, los datos indican que en esa región los ciudadanos estadounidenses constituyeron el 72 % de los condenados por tráfico de drogas. Entre 2018 y 2024, de los 3,874 traficantes de fentanilo sentenciados en esos distritos, 3,058 fueron nacionales, lo que equivale al 78.9 % del total.
Expertos señalan que esta preeminencia responde a una lógica operativa de las organizaciones criminales, que suelen emplear a ciudadanos estadounidenses por su facilidad de movilidad, menor escrutinio en cruces y mayor capacidad para operar dentro del país.
Operativos militares y narrativa de seguridad
Desde el 2 de septiembre, el Ejército de Estados Unidos ha implementado una nueva táctica en el Caribe y el océano Pacífico, consistente en ataques directos contra embarcaciones que, según la Administración Trump, transportaban drogas destinadas al mercado estadounidense. Estas acciones han dejado más de 30 personas muertas tras casi una decena de operaciones.
Las imágenes difundidas por drones y comunicados oficiales han reforzado la narrativa de que organizaciones criminales extranjeras —como el grupo venezolano Tren de Aragua— son las principales responsables del tráfico, pese a que las estadísticas judiciales muestran que la mayor parte de los condenados son ciudadanos estadounidenses.
Las cifras ponen en entredicho el eje central del discurso político sobre migración y narcotráfico en Estados Unidos, evidenciando una brecha profunda entre la retórica oficial y la realidad documentada por los propios registros judiciales.




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