Diputado de Misantla respalda limitar la rendición de cuentas: una medida que protege al poder y traiciona al pueblo
Luis Vicente Aguilar Castillo defiende reducir las comparecencias; su discurso “en nombre del pueblo” evidencia más servilismo político que compromiso ciudadano.
Xalapa, Ver., a 7 de noviembre de 2025.- Mientras Veracruz enfrenta una creciente desconfianza hacia sus instituciones, el Congreso local aprobó con 36 votos a favor la modificación del formato de comparecencias del Gobierno del Estado, detrás de este cambio, presentado como una “optimización del tiempo” y “mejora en la rendición de cuentas”, se esconde una medida que limita la transparencia, debilita el escrutinio público y favorece la opacidad gubernamental.
El diputado local por Misantla, Luis Vicente Aguilar Castillo, fue uno de los principales defensores de esta reforma, desde la tribuna, con un tono de falso patriotismo, pretendió justificar lo injustificable: reducir las comparecencias de cinco a apenas dos horas, acortando las rondas de preguntas y restringiendo el espacio para el debate legislativo.
“Las comparecencias no son un espectáculo político, son un ejercicio para el pueblo”, afirmó Aguilar Castillo, mientras acusaba a sus compañeros de “falta de educación” por no escucharlo.
Pero lo que el diputado llama “eficiencia”, el pueblo lo percibe como un intento de proteger a los secretarios estatales del cuestionamiento público, la reforma, según analistas, es un traje a la medida del poder Ejecutivo, que ahora podrá salir ileso de las comparecencias sin tener que enfrentar preguntas incómodas sobre corrupción, desvío de recursos o promesas incumplidas.
Un discurso de doble moral
Aguilar Castillo, quien asegura representar al pueblo de Misantla, utilizó su intervención para reclamar respeto, pero no para exigir transparencia, habló de dignidad, pero no mencionó una sola palabra sobre la falta de resultados en su distrito, y mientras pedía “altura política”, su postura evidenció lo contrario: sumisión al poder y desprecio por el debate democrático.
El legislador calificó las comparecencias de cinco horas como “arcaicas”, argumentando que solo servían para escuchar “frustraciones de algunos diputados”, con esas palabras, despreció la función fiscalizadora del Congreso, olvidando que esas “frustraciones” son precisamente las voces que buscan rendición de cuentas, las que el pueblo espera que sus representantes exijan con firmeza.
“Queremos evitar espectáculos que nada ayudan al Estado”, insistió, pero lo que realmente se evita con este nuevo formato es la transparencia y el derecho ciudadano a conocer la verdad.
Un Congreso domesticado
Con esta reforma, el Congreso de Veracruz se acerca más a ser un foro de aplausos que un espacio de vigilancia democrática, los diputados críticos tendrán menos tiempo para hablar, mientras que los funcionarios del Ejecutivo podrán salir airosos tras breves exposiciones maquilladas de datos y promesas.
La aprobación de esta medida marca una derrota para la transparencia y una victoria para la opacidad institucional y el diputado de Misantla, en lugar de ponerse del lado de los ciudadanos, eligió el silencio cómodo del oficialismo.
La exigencia ciudadana: menos discursos, más valentía
Misantla no necesita diputados que pidan “educación” en el Congreso; necesita representantes que tengan el valor de cuestionar, exigir y defender al pueblo, Aguilar Castillo pudo haber utilizado la tribuna para reclamar resultados, pero eligió justificar un formato que protege al poder y margina la verdad.
El pueblo veracruzano merece un Congreso que lo escuche, no que lo ignore en nombre de la “eficiencia”, porque, al final, la transparencia no se optimiza con cronómetros, sino con voluntad política, y en esa voluntad, el diputado de Misantla ha demostrado estar más preocupado por agradar al gobierno que por honrar la confianza de quienes lo eligieron.




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