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Universidad del Bienestar en Ojitos de Agua: estudiantes sin acceso al plantel por conflicto de tierras

Jóvenes caminan entre matorrales para llegar a clases; transportistas y comunidad buscan una solución temporal mientras la rectoría guarda silencio.
Guerrero, a 25 de octubre de 2025.- Lo que debía ser un proyecto educativo transformador para los jóvenes de la región se ha convertido en una travesía diaria de obstáculos y abandono institucional. Más de un centenar de estudiantes de la Universidad del Bienestar “Benito Juárez” en la comunidad de Ojitos de Agua, municipio de Tixtla de Guerrero, se enfrentan ahora a una insólita situación: no tienen acceso vehicular a su escuela y deben caminar más de medio kilómetro entre matorrales y bajo el intenso sol para poder asistir a clases.

La problemática se originó tras el reclamo de un propietario privado, quien solicitó el deslinde formal de su terreno y tomó posesión de una franja de aproximadamente 300 metros que, hasta hace poco, era utilizada como camino de entrada al plantel. El terreno donde se encuentra construida la universidad fue donado por la comunidad, pero en la donación no se contempló la calle de acceso, una omisión que hoy tiene graves consecuencias.

Los estudiantes afectados señalaron que esta situación refleja una falta de previsión por parte de la institución y de las autoridades encargadas de las gestiones territoriales. “Debieron garantizar desde un inicio un acceso seguro al plantel, o en su defecto, haber buscado un terreno adecuado”, expresaron inconformes.

Ante la pérdida del camino, los transportistas de la zona suspendieron el servicio hasta la universidad, dejando a los jóvenes expuestos al calor, al polvo y a posibles riesgos de inseguridad durante su trayecto.

Como medida provisional, los transportistas locales y algunos miembros de la comunidad abrieron una brecha temporal sobre un terreno aledaño —que tampoco pertenece a la Universidad— para permitir el paso de vehículos, mientras se espera que la rectoría y las autoridades federales del programa “Universidades del Bienestar” encuentren una solución definitiva.

Sin embargo, los propios estudiantes reconocen que la brecha es apenas transitable y podría volverse inservible en temporada de lluvias. La falta de infraestructura y planeación no solo pone en riesgo la integridad física de los alumnos, sino que también evidencia el abandono institucional de un proyecto educativo que prometía equidad y desarrollo para comunidades rurales.

Desde su creación en 2019, la sede de Ojitos de Agua ha enfrentado una cadena de dificultades. Primero, el conflicto por la ubicación del plantel —pues originalmente se había proyectado en la cabecera municipal de Tixtla— generó inconformidad entre estudiantes y pobladores. Luego, los problemas financieros y de gestión provocaron que el plantel funcionara durante años en edificios rentados, de los cuales fueron desalojados al no cubrirse los pagos.

A más de cuatro años de su fundación, el plantel aún no se encuentra terminado ni completamente equipado, a pesar de ser uno de los primeros anunciados durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador como parte de su plan educativo para regiones marginadas.

La Universidad del Bienestar “Benito Juárez” en Ojitos de Agua imparte la licenciatura en Enfermería y Obstetricia, una carrera clave en el contexto de salud pública de Guerrero. No obstante, la falta de condiciones mínimas de acceso y equipamiento amenaza con interrumpir la formación de futuros profesionales de la salud.

Mientras tanto, los estudiantes continúan caminando cada día por senderos improvisados, entre maleza y tierra suelta, cargando mochilas y esperanzas. En palabras de una joven estudiante:

“Nos hablan de bienestar, pero estudiar aquí se siente como una lucha diaria. Solo queremos que nos escuchen y que arreglen lo que nunca debió estar mal desde el principio”.

Lo que hoy ocurre en Ojitos de Agua no es solo un problema de caminos, sino un símbolo del olvido institucional que enfrentan muchos proyectos educativos en México.

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