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Alejandro Moreno y la denuncia de intromisión de Morena: ¿A qué le teme el PRI?

Durango,
a 26 de abril del 2025.- La reciente gira del presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, por la región de La Laguna, dejó claro que el tricolor está dispuesto a desbordar su discurso de victimización para encubrir sus propias debilidades. Moreno, acompañado de candidatos a presidentes municipales de diversos municipios de Durango, denunció con firmeza lo que él considera la intromisión de funcionarios federales de Morena en el proceso electoral del estado. Sin embargo, las acusaciones lanzadas no son nuevas, y el cuestionamiento a su legitimidad en la crítica se vuelve inevitable.

“Cínicos y corruptos”, así calificó Moreno a los funcionarios de Morena, especialmente señalando a Jonathan Jardines, delegado federal de programas sociales, por supuestos actos de coacción del voto. Las palabras del dirigente priista están cargadas de indignación, pero lo que no deja claro es qué medidas específicas ha tomado el PRI, en colaboración con el PAN, para frenar este tipo de intervenciones. En un contexto donde las campañas se ven marcadas por acusaciones y descalificaciones mutuas, resulta preocupante que el PRI se arroje la bandera de la moralidad sin demostrar, más allá de los discursos, una real acción frente a las irregularidades.

El líder priista se mostró optimista al asegurar que su coalición con el PAN tiene una "posibilidad real de triunfo" en los 39 municipios de Durango, afirmando que competirán “con firmeza, fortaleza y propuesta”. Sin embargo, se percibe una desconexión entre las promesas de unidad y los verdaderos intereses que mueven estas alianzas. El PRI, un partido que históricamente ha enfrentado acusaciones de corrupción y autoritarismo, no está en posición de lanzar tan fácilmente juicios morales hacia sus contrincantes.

El PRI y el PAN, juntos en esta coalición, parecen más preocupados por señalar al enemigo que por ofrecer propuestas concretas para el bienestar de la sociedad duranguense. Si bien la crítica a las prácticas deshonestas en los comicios es válida, queda la sensación de que el PRI se escuda en estas acusaciones como una estrategia para desviar la atención de las graves carencias en su propio proyecto político.

Moreno, con su discurso de "firmeza y fortaleza", parece olvidar que su partido ha sido protagonista de varios episodios de cuestionamiento en los últimos años, tanto a nivel nacional como local. El uso reiterado de términos como "cínico" y "corrupto" hacia los miembros de Morena puede ser una forma de escudar sus propias vulnerabilidades, en lugar de ser una propuesta genuina de cambio.

En lugar de ofrecer una visión clara de qué significa el "triunfo total" que promete, el PRI se aferra a la narrativa de victimización y a las críticas al gobierno actual, en un intento por ganarse la simpatía de un electorado que, en muchos casos, ya no confía en los partidos tradicionales.

Es imperativo que, en lugar de escudarse en acusaciones, tanto el PRI como el PAN se centren en ofrecer propuestas reales y transparentes que realmente contribuyan al desarrollo de Durango y a la mejora de las condiciones de vida de su gente. Las denuncias de fraude y manipulación del voto son válidas, pero si realmente se quiere recuperar la confianza ciudadana, la coherencia entre discurso y acción es lo que prevalecerá en las urnas.

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