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Rusia, cautelosa ante el regreso de Donald Trump: “No albergamos ilusiones”

Rusia,
a 6 de noviembre del 2024.- El Kremlin se mostró escéptico y prudente ante el reciente triunfo electoral de Donald Trump en Estados Unidos, manifestando no esperar cambios significativos en la política de Washington hacia Rusia. El Ministerio de Exteriores ruso, a través de un comunicado oficial, expresó sus reservas hacia el presidente electo y señaló que, a pesar de la victoria republicana, Rusia mantendrá su postura firme en la defensa de sus intereses.

“No albergamos ilusiones en relación con el elegido presidente estadounidense, que es bien conocido en Rusia”, puntualizó la cancillería, haciendo referencia a la larga relación de Trump con Rusia desde su mandato anterior. Exteriores destacó que la reciente composición del Congreso, controlada por los republicanos, no implica necesariamente un viraje favorable en la postura hacia Moscú. Por el contrario, las élites políticas estadounidenses, sin importar su signo, han optado históricamente por una “política antirrusa y de contención de Moscú”, argumenta el comunicado.

l Ministerio de Exteriores subrayó que, aunque están dispuestos a cooperar con la nueva administración de Trump, no cederán en sus prioridades, en particular en lo referente a la operación militar en Ucrania. “Defenderemos con dureza los intereses nacionales rusos y mantendremos nuestras condiciones, que en Washington ya conocen”, reza el comunicado. Rusia insiste en la necesidad de garantías de seguridad que el Kremlin ha venido demandando desde el inicio de las hostilidades en Ucrania.

Además, el Kremlin señaló que la victoria de Trump refleja el descontento de gran parte de la sociedad estadounidense con la administración saliente de Joe Biden, lo que podría traducirse en un aumento de las tensiones internas en Estados Unidos. “El regreso de Donald Trump podría acentuar las divisiones sociales y endurecer las posturas de los bandos enfrentados”, augura el comunicado, en alusión al creciente antagonismo entre estados de tendencia republicana y demócrata, así como entre sectores progresistas y conservadores.

En sus declaraciones, el Kremlin acusó a los demócratas de emplear el aparato administrativo para obstaculizar la candidatura de Trump, al tiempo que reconoció el enfoque populista del republicano en temas de interés para los votantes, como la economía, la inmigración y las políticas antiglobalización. Sin embargo, Moscú destaca que la victoria de Trump no resolverá la “profunda escisión civil” en Estados Unidos.

A pesar del desenlace de las elecciones, Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, se mostró evasivo sobre la posibilidad de una felicitación oficial de Vladimir Putin a Trump. “No olvidemos que estamos tratando con un país inamistoso, directamente involucrado en el conflicto contra nuestro Estado”, subrayó Peskov, refiriéndose a la posición de Estados Unidos en apoyo a Ucrania. Afirmó que la postura de Rusia dependerá de “acciones concretas” del nuevo presidente, no solo de sus declaraciones.

En una muestra de las ya tensas relaciones bilaterales, Peskov recordó que los vínculos entre ambos países están “históricamente en su punto más bajo” y que, en tal contexto, resulta casi imposible un deterioro mayor. Esta situación refleja una desconfianza que se ha venido acumulando y que en los últimos años ha llevado a ambos países a una serie de sanciones y contra-sanciones que han impactado no solo sus economías, sino también la estabilidad geopolítica.

Aunque el Kremlin ha apoyado públicamente a Trump en anteriores ocasiones, las sanciones que el republicano implementó durante su primer mandato fueron un punto de fricción. Putin, por su parte, no ha dejado de ironizar sobre figuras políticas estadounidenses, incluso bromeando sobre el apoyo de Rusia a la candidatura de Kamala Harris en referencia a su expresividad pública, además de sus previas críticas a Joe Biden.

El futuro de las relaciones entre ambos países sigue siendo incierto. A la espera de que se oficialice el nuevo embajador ruso en Estados Unidos tras el relevo de Anatoli Antónov, los analistas creen que Rusia mantendrá su postura de cautela y pragmatismo, sin esperar grandes gestos de conciliación desde la Casa Blanca.

El regreso de Trump plantea dudas sobre el posible curso de la política exterior de Washington y, para Rusia, abre un periodo de observación y cautela. Con un panorama en el que las relaciones están ya al límite de lo diplomáticamente tolerable, Moscú se muestra dispuesto a esperar los próximos pasos de la administración Trump, consciente de que el verdadero cambio dependerá de las acciones, no de las promesas o declaraciones del nuevo presidente.

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