Rodrigo Paz asume la presidencia de Bolivia: un nuevo ciclo político tras dos décadas del MAS
En una ceremonia solemne en la Asamblea Legislativa, el líder del Partido Demócrata Cristiano juró como presidente y prometió “un capitalismo para todos”.
Bolivia, a 8 de noviembre de 2025.- Rodrigo Paz juró como nuevo presidente de Bolivia en una ceremonia formal ante la Asamblea Legislativa, convirtiéndose en el primer mandatario en dos décadas que no proviene del Movimiento al Socialismo (MAS). Su discurso inaugural enfatizó la unidad nacional, la redistribución equitativa de los recursos y la apertura de relaciones internacionales, incluida la reactivación de vínculos con la DEA. Su llegada al poder ocurre en un contexto de fragmentación política y crisis económica, con la promesa de un “capitalismo para todos”.
Un cambio histórico en el mapa político boliviano
Bolivia inició una nueva etapa política con la toma de protesta de Rodrigo Paz, quien asumió oficialmente como presidente de la República tras vencer en segunda vuelta con el 54.96 por ciento de los votos, frente al 45.04 por ciento obtenido por el expresidente Jorge Tuto Quiroga.
La ceremonia se llevó a cabo en el recinto de la Asamblea Legislativa Plurinacional, donde Paz levantó la mano derecha ante la Biblia y una cruz, pronunciando las palabras:
“Dios, patria y familia, sí juro”,
al momento de recibir la banda presidencial de manos de su vicepresidente, Edman Lara, un expolicía de carrera.
Este acto simboliza el cierre de un ciclo de 20 años de dominio político del Movimiento al Socialismo (MAS), encabezado en su momento por Evo Morales y Luis Arce, cuyas disputas internas debilitaron la fuerza del partido y abrieron paso a una oposición fortalecida.
Promesas de un modelo económico renovado
Durante su campaña, Paz se posicionó como un político pragmático, alejado tanto del populismo como de los extremismos ideológicos. Su lema, “un capitalismo para todos”, resume una propuesta económica orientada a la redistribución equitativa del presupuesto nacional entre el gobierno central y las nueve regiones del país.
El mandatario subrayó su intención de construir una Bolivia donde la riqueza “no se concentre en unos pocos, sino que impulse la productividad regional y el bienestar colectivo”.
Aunque su partido, el Partido Demócrata Cristiano (PDC), solo cuenta con el 39 por ciento de los 166 escaños en la Asamblea Legislativa, Paz ha manifestado su disposición a construir consensos y alianzas multipartidistas para garantizar la gobernabilidad.
Apertura diplomática y retorno a la cooperación internacional
Uno de los anuncios más destacados del nuevo mandatario fue su decisión de restablecer relaciones con todas las organizaciones internacionales en materia de seguridad, incluyendo a la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), expulsada por Evo Morales en 2008 bajo acusaciones de injerencia.
Paz afirmó que su gobierno trabajará “con todas las naciones y organismos que respeten la soberanía de Bolivia”, marcando un giro significativo en la política exterior del país, que durante dos décadas mantuvo una línea confrontativa frente a Washington y sus agencias.
Su mensaje, aunque conciliador, fue interpretado por analistas como un intento por reorientar la cooperación internacional hacia un esquema más técnico y menos ideológico, enfocado en la seguridad, la lucha contra el narcotráfico y el desarrollo sostenible.
Un escenario político fragmentado y el reto de gobernar
El nuevo presidente enfrenta un panorama legislativo complejo, donde ninguna fuerza tiene mayoría absoluta. Esto lo obligará a negociar con bloques opositores y regionales para aprobar sus reformas.
Además, deberá responder a una ciudadanía polarizada y a un país afectado por la inflación y la caída de los ingresos mineros y energéticos, problemas que han deteriorado la economía boliviana en los últimos años.
Su victoria también se entiende como el resultado de las divisiones dentro del MAS, luego de las pugnas entre Evo Morales —quien intentó retomar liderazgo— y el expresidente Luis Arce. Esa fractura, sumada al desgaste de su modelo político, abrió la puerta a un relevo civil con discurso de modernización y reconciliación nacional.




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