Rafa Sosa, la Catrina de Misantla: el arte que une la vida, la muerte y el orgullo de un pueblo
Con creatividad, pasión y raÃces veracruzanas, Rafa Sosa transforma la tradición del DÃa de Muertos en una expresión viva de identidad y amor por Misantla.
Por ArquÃmedes González.
Misantla, Ver., a 1 de noviembre de 2025.- Entre hilos, flores y sonrisas, en el corazón de Misantla vive un hombre que ha sabido convertir la tradición en arte y el arte en identidad, su nombre es Rafael Hernández Sosa, pero todos lo conocen como “Rafa Sosa, la Catrina de Misantla”. profesor, servidor público, artista autodidacta y promotor incansable de la cultura mexicana, su personaje se ha convertido en un sÃmbolo vivo de las tradiciones del DÃa de Muertos y del orgullo misanteco que trasciende fronteras.
Un corazón dividido entre la docencia y el servicio
De carácter amable y voz pausada, Rafael Hernández Sosa comienza su jornada en el Sistema DIF Municipal de Misantla, donde forma parte de la administración 2022-2025, desempeñando labores enfocadas en la atención y bienestar social, por las tardes, se transforma en maestro de la escuela secundaria para trabajadores Heriberto Jara Corona, donde enseña con pasión y compromiso.
“En el DIF aprendo todos los dÃas sobre la importancia de servir, en la escuela, sobre el valor de educar, pero en las tradiciones, encuentro el sentido de mi alma”, dice con emoción mientras recuerda los primeros pasos de su personaje.
El nacimiento de una tradición que respira arte
El año 2012 marcó un antes y un después en su vida, Rafa decidió participar por primera vez en el Festival de Catrinas y Calaveras de Misantla, sin imaginar que su interpretación abrirÃa un nuevo camino para la expresión cultural local: “Mi primera caracterización fue mitad Catrina y mitad CatrÃn, quise representar el equilibrio entre lo masculino y lo femenino, entre la vida y la muerte, a la gente le encantó”, cuenta entre risas.
Al año siguiente, su pasión lo llevó a un nivel más profundo, dejó atrás el traje dual y decidió presentarse completamente como Catrina, nacÃa asà su personaje más emblemático: “La Garbancera”, inspirada en la figura creada por José Guadalupe Posada y popularizada por Diego Rivera.
“Mi intención no era disfrazarme, sino rendir homenaje a un sÃmbolo que nació como una crÃtica social, La Garbancera representaba a las mujeres que, avergonzadas de su origen indÃgena, querÃan parecer europeas, yo quise darle un sentido distinto: reivindicar nuestras raÃces, celebrar lo que somos y mostrar que la belleza está en la identidad”.
Entre agujas y recuerdos: el arte de confeccionar sueños
Cada traje de Rafa Sosa es una obra de arte única, sin formación profesional en costura, aprendió a coser de manera autodidacta, impulsado por su necesidad de dar vida a sus ideas: “Al principio mis cuñadas me ayudaban, luego fui aprendiendo solo, hoy, puedo decir que cada vestido, cada sombrero y cada tocado están hechos completamente por mis manos”.
Sus creaciones, confeccionadas con telas recicladas, flores artificiales y materiales sencillos, reflejan la grandeza de la tradición mexicana, los tocados, elaborados con plumas de avestruz, lentejuelas y encajes, pueden tardar hasta tres semanas en completarse: “A veces paso noches enteras cosiendo, bordando, puliendo detalles, pero cuando salgo al desfile y veo la sonrisa de la gente, todo vale la pena”.
Hasta la fecha, ha creado más de 26 trajes originales, cada uno con un concepto distinto: algunos inspirados en la época porfiriana, otros en culturas indÃgenas, e incluso algunos que mezclan elementos huastecos y totonacos, reflejando sus raÃces familiares.
“Mi papá viene de la Huasteca y mi mamá del mundo totonaco, en casa celebrábamos el Xantolo, una festividad que honra a los muertos con música, comida y color, de ahà surgió mi amor por el DÃa de Muertos, cuando Misantla empezó su propio festival, sentà que era momento de aportar lo que llevo en el alma”.
Un vestido con lágrimas: el homenaje más profundo
Entre todos sus atuendos, hay uno que guarda un significado especial: La Xantolera: “Ese traje lo hice cuando mi mamá estaba hospitalizada, lo bordé a su lado, puntada por puntada, ella me decÃa: ‘No te rindas, termÃnalo, te va a quedar hermoso’, entendà que ese vestido era un sÃmbolo de su amor, cada hilo tiene una lágrima, pero también esperanza”.
Desde entonces, La Xantolera es más que un atuendo: es un homenaje a su madre y a todas las mujeres que luchan, que cuidan y que aman, cada vez que desfila con él, la emoción se desborda entre los aplausos del público.
Más que un personaje: una inspiración para Misantla
Rafa no solo participa en el festival anual; lo vive, lo siente y lo comparte, cada año, antes del desfile, niños, familias y personas con discapacidad lo esperan para tomarse una foto o recibir un abrazo: “Hay quienes me dicen que me esperan todo el año, no puedo avanzar rápido porque me detengo con ellos, pero eso es lo que más disfruto, la Catrina no es para presumir, es para conectar con la gente”.
Sus pasos han trascendido las fronteras municipales, en Xalapa, fue invitado a caracterizar a la Catrina del mural de Diego Rivera, expuesta en la Pinacoteca del Estado: “Fue un reto enorme, tuve que conseguir unos lentes antiguos del Porfiriato, los llamados impertinentes, me aseguré de cuidar cada detalle para que fuera una representación digna”.
Desde entonces, ha recorrido ferias culturales en municipios del norte, centro y sur de Veracruz, llevando el nombre de Misantla con orgullo: “Una vez, en un evento estatal, el gobernador me saludó diciendo: ‘Ahà viene la Catrina de Misantla’; ese momento no lo olvido, no me nombró por mi nombre, sino por lo que represento para mi pueblo, y eso vale más que cualquier premio”.
Incluso ha recibido mensajes desde Guatemala y Chile, donde su imagen ha sido compartida por amantes de la cultura mexicana: “Me llena de emoción que otros paÃses vean nuestro trabajo y quieran conocer Misantla, les digo: aquà los esperamos, porque en cada rincón hay historia, color y vida”.
Más allá del maquillaje: el alma detrás del arte
Para Rafa, la Catrina no es un disfraz ni un personaje vacÃo, es una encarnación del espÃritu mexicano que honra la vida a través del recuerdo: “La gente a veces piensa que veneramos la muerte, pero no es asÃ, lo que hacemos es celebrar la memoria de quienes ya no están, en México, la muerte no asusta: enseña, inspira y nos recuerda que todo lo vivido tiene valor”.
Cada caracterización es un proceso ritual, desde el momento en que toma el pincel para maquillarse, siente que algo especial ocurre: “Mientras me pinto, pienso en mis seres queridos, en los niños que me esperan, en mi mamá, me transformo, sÃ, pero sin perder quién soy, la Catrina me da fuerza, me enseña humildad”.
Una tradición que no se detiene
Con 14 años de trayectoria y más de una década de compromiso con la cultura, Rafa ya prepara su próxima participación en el Festival de Catrinas 2025: “Mientras la gente siga esperando ver a la Catrina de Misantla, ahà estaré, no importa quién organice el evento o qué gobierno esté, las tradiciones no dependen de una administración, sino del amor del pueblo.”
Su propósito es claro: motivar a las nuevas generaciones a seguir creando, sintiendo y preservando la riqueza cultural de Misantla: “Cuando un niño se me acerca y me dice que quiere ser Catrina o que quiere aprender a coser sus propios trajes, sé que estoy dejando huella, eso es lo que realmente importa”.
El legado de una Catrina viva
Hoy, La Catrina de Misantla es mucho más que una figura icónica en los desfiles, es un emblema de identidad, orgullo y esperanza, representa la unión entre pasado y presente, entre la memoria y la creación.
Rafa Sosa ha demostrado que la tradición no está en los altares, sino en las manos, en los corazones y en la voluntad de quienes aman lo que hacen: “La Catrina no es mÃa, es del pueblo, es de cada persona que sonrÃe, que recuerda a sus seres queridos, que celebra la vida con respeto, yo solo soy el medio para que esa historia siga viva”.


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