Calvillo enfrenta una de las peores temporadas de guayaba en décadas por granizadas y crisis agrícola
Aguascalientes, a 8 de octubre de 2025.- Los productores de guayaba en Calvillo atraviesan una de las temporadas más complicadas de los últimos años. Las recientes granizadas han afectado entre 60 y 70 por ciento de los árboles frutales, comprometiendo seriamente la cosecha que inició en septiembre y se extiende hasta febrero, con una expectativa de producción muy por debajo de lo habitual.
Actualmente, el municipio cuenta con apenas 2 mil 500 hectáreas de guayaba, un desplome del 80 por ciento respecto a las 12 mil hectáreas que se cultivaban hace tres décadas. Cada hectárea produce entre 20 y 21 toneladas por temporada, de las cuales el 70 por ciento se destina a la exportación. Sin embargo, el daño climático amenaza tanto la cantidad como la calidad del fruto, afectando directamente la economía local.
La situación se agrava por los bajos precios que reciben los productores. Según Guillermo Román Esqueda, gerente de Guayabas Román Hermanos, la caja de 17 kilos de guayaba llega a venderse en 150 pesos en el mejor de los casos, mientras que la fruta destinada a la industria de jugos apenas alcanza 3 pesos por kilo, cifras que no cubren los costos de producción.
Otro factor crítico es la falta de relevo generacional en el campo. Muchos jóvenes evitan trabajar en la cosecha, que implica jornadas de siete horas por apenas 400 pesos, lo que ha incrementado la escasez y el costo de la mano de obra. Esta situación compromete la continuidad del cultivo y obliga a los productores a buscar alternativas más rentables y resistentes.
Ante este panorama, muchos agricultores han comenzado a cambiar sus cultivos, apostando por productos como limón y nopal, que requieren menos mano de obra, soportan mejor los cambios climáticos y tienen mayor demanda en los mercados nacional e internacional. Esta tendencia ha contribuido a la reducción progresiva de las hectáreas destinadas a la guayaba, un cultivo emblemático de la región.
La combinación de fenómenos naturales, crisis económica y falta de relevo generacional dibuja un futuro incierto para la guayaba de Calvillo, que enfrenta la necesidad de adaptarse rápidamente para sobrevivir en un mercado cada vez más exigente y competitivo.




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