A 30 años de la gran inundación de 1995: Misantla recuerda una de sus peores tragedias
El cronista Ángel Miguel Cuevas revive los días en que la ciudad quedó bajo el agua y la solidaridad unió a los misantecos.
Por Arquímedes González.
Misantla, Ver., a 20 de octubre de 2025.- Este 20 de octubre se cumplen 30 años de la inundación de 1995, considerada una de las peores catástrofes naturales en la historia moderna de Misantla. Aquella tromba, que azotó la región serrana y provocó el desbordamiento de los ríos Palchán, Misantla y Palma, dejó a gran parte de la ciudad sumergida bajo el agua durante varias horas, causando pérdidas materiales, daños estructurales y víctimas humanas.
En entrevista, el cronista de Misantla, Ángel Miguel Cuevas y Pérez, recordó con detalle aquel episodio que marcó a toda una generación. “Desde hace muchos años, Misantla ha estado expuesta a las inundaciones, pero la de 1995 no tuvo comparación, ni siquiera con el ciclón Janet de 1955. Fue una tromba muy fuerte que cayó en la parte alta de la sierra, y toda esa agua bajó con gran fuerza hacia la ciudad”, relató.
El cronista explicó que la ubicación geográfica de Misantla, con zonas de pendiente pronunciada y desniveles naturales, permitió que el agua corriera por diferentes puntos, evitando una afectación total. Sin embargo, barrios enteros como Nacaquinia, Zotuco, el área del CBTis y el Puente Colorado quedaron completamente anegados.
“La parroquia jugó un papel importante; está situada en una parte alta, y desde ahí el agua se desplazó hacia distintos puntos. Pero en las zonas bajas fue devastador. Recuerdo que el parque, el mercado y las calles cercanas quedaron cubiertos de lodo y piedras; parecía que la ciudad había sido bombardeada”, describió Cuevas Pérez.
El cronista estimó que una tercera parte de Misantla quedó bajo el agua, y aunque en su momento las autoridades minimizaron el alcance de los daños, sí hubo pérdidas humanas, destrucción de viviendas y severos perjuicios al comercio local. “Hoy, con las redes sociales, las tragedias se conocen en tiempo real, pero en aquel entonces mucho se ocultaba”, apuntó.
A pesar de la magnitud del desastre, Cuevas Pérez destacó la solidaridad de los misantecos como la fuerza que permitió levantar a la ciudad. “La gente salió a limpiar, a ayudar a sus vecinos. Llegó apoyo de otros municipios e incluso de personas que años atrás habían vivido aquí y regresaron para tender la mano. Fue una muestra de hermandad que nunca se olvida”, expresó con orgullo.
Treinta años después, Misantla no solo recuerda la tragedia, sino también el espíritu de unión que la definió. “Hoy vemos las inundaciones que sufren nuestros hermanos en el norte del estado y entendemos perfectamente su dolor. Nosotros ya vivimos algo parecido. Por eso debemos mantener viva la memoria y aprender de ella”, concluyó el cronista.
Aquella inundación de 1995 permanece en la historia local como una lección de resistencia y solidaridad, un recordatorio de la fuerza de la naturaleza y de la capacidad de los misantecos para levantarse ante la adversidad.




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