Vigilar el poder: Sociedad civil se organiza ante inédita elección del Poder Judicial en México
México, a 29 de mayo del 2025.- A tan solo unos días de celebrarse en México la primera elección del Poder Judicial en la historia del país, un hecho sin precedentes ha comenzado a gestarse: mientras el oficialismo se prepara para las urnas, la ciudadanía se organiza para observar, documentar y resistir. El proceso, que ya ha sido calificado por diversos sectores como polémico y opaco, ha motivado a colectivos, organismos internacionales y organizaciones empresariales a activar mecanismos de vigilancia ciudadana.
Entre los más visibles está la Marea Rosa, un colectivo plural que ha lanzado su brigada anti mapaches, una estrategia para monitorear irregularidades y posibles fraudes electorales durante la jornada del 1 de junio. Su llamado es claro: “tomar fotos, grabar videos, recabar testimonios… estar atentos desde el primer rayo de sol hasta el último voto contado”.
En conferencia de prensa, el exsenador Emilio Álvarez Icaza, acompañado por otros miembros del colectivo, explicó que muchas de las nuevas generaciones —incluso dentro del Instituto Nacional Electoral (INE)— no conocen las viejas mañas del sistema político mexicano: el “ratón loco”, la “urna embarazada”, el “taco de votos”, los “muertos que votan”. Por eso, dijo, “es tiempo de desempolvar la memoria histórica y sacar las cámaras”.
La Coparmex, que desde abril activó a sus 71 Centros Empresariales en todo el país, también alzó la voz. Aunque no respalda el proceso de elección del Poder Judicial, dejó claro que no será “un espectador pasivo”. Su compromiso: garantizar que la contienda se lleve a cabo con transparencia y legalidad.
“Vamos a vigilar todo: desde los perfiles de los aspirantes, el desarrollo equitativo de sus campañas, hasta la integridad de la jornada electoral. Desde la emisión del voto hasta el cómputo final”, anunció el organismo en un comunicado.
En la arena internacional, la Organización de los Estados Americanos (OEA) también activó su Misión de Observación Electoral (MOE). Desde el 23 de mayo, una delegación integrada por 16 especialistas de diez países comenzó a reunirse con autoridades del gobierno mexicano, el INE, miembros del Poder Judicial, académicos y organizaciones civiles.
La misión, liderada por el excanciller chileno Heraldo Muñoz Valenzuela, entregará un informe preliminar tras la jornada electoral y posteriormente un análisis más detallado ante el Consejo Permanente de la OEA. La experiencia previa en procesos similares, como las elecciones judiciales de Bolivia en 2011, 2017 y 2024, otorga peso y profundidad a sus evaluaciones.
No todo es observación. Mientras unos se preparan para vigilar las urnas, otros planean tomar las calles. El colectivo Resistencia Civil Activa y Pacífica (Recap) ha convocado movilizaciones a nivel nacional en protesta contra esta elección judicial, a la que califican como ilegítima y construida sin consenso social.
De hecho, algunos legisladores y actores políticos ya anunciaron públicamente que no participarán en la elección, cuestionando su legalidad, su origen y la manera en que fueron seleccionados los candidatos. Para ellos, esta votación no representa un avance democrático, sino una maniobra para politizar el Poder Judicial.
En medio de este panorama, el Laboratorio Electoral y el Observatorio Electoral Judicial han publicado análisis geográficos y probabilísticos sobre la elección, revelando que ciertos candidatos y candidatas cuentan con mayor probabilidad de triunfo dependiendo del estado y el tipo de cargo.
Pero la gran pregunta que flota en el ambiente no tiene que ver con probabilidades, sino con legitimidad. ¿Será esta elección un ejercicio genuino de participación democrática o una cortina que encubre nuevas formas de control sobre la justicia?
La respuesta, como casi siempre, dependerá de la ciudadanía. Del ojo crítico, del celular encendido, del valor de registrar y denunciar. En tiempos de cambio, vigilar también es un acto de participación.
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