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Transparencia a medias: Calderón Salas admite irregularidades, pero nadie da cuentas

Una crítica a la opacidad en el cambio de administración en Veracruz
Veracruz., a 12 de abril del 2025.- El secretario de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (Sedarpa), Rodrigo Calderón Salas, encendió una alarma pública al reconocer que existen carpetas de investigación por irregularidades en el proceso de entrega-recepción entre la administración saliente de Cuitláhuac García y la actual gobernadora Rocío Nahle, pero lejos de ofrecer claridad, el funcionario eligió el camino cómodo: anunciar sin explicar, señalar sin denunciar, hablar de transparencia sin practicarla.

Sí, Calderón confirmó que se detectaron anomalías administrativas, sí, dijo que hubo bienes faltantes y que se abrieron expedientes oficiales, pero, cuando se trató de detallar cuántas carpetas, qué tipo de irregularidades o quiénes son los exfuncionarios involucrados, el discurso se desinfló: “No puedo informar cuántas carpetas se abrieron, eso está en la Contraloría”, se limitó a decir.

¿Dónde queda entonces esa tan mencionada transparencia?

Lo que preocupa no es sólo que se estén ocultando datos, sino que las autoridades parecen jugar al pase de pelota institucional: Calderón dice que no le toca, que todo está en manos de la Contraloría General del Estado, la Contraloría, por su parte, guarda silencio. Nadie informa, nadie asume responsabilidad, pero todos aseguran que “se está actuando conforme a derecho”.

La realidad es otra, la falta de bienes documentados en un proceso de transición de gobierno no es un detalle menor: es un posible acto de corrupción, pero en lugar de abrir los archivos a la ciudadanía y mostrar voluntad de limpieza, se opta por las medias verdades, por el silencio administrativo que tanto daño ha hecho a Veracruz.

Rodrigo Calderón se cuida al decir que todo es “administrativo”, que los implicados tienen 180 días para “solventar observaciones”, lo que no dice es cuántas veces esa excusa se ha usado para diluir responsabilidades, archivar expedientes y dejar impunes a quienes manejaron recursos públicos con opacidad o negligencia.

¿Dónde están los nombres, las cifras, los documentos? ¿Por qué una administración que presumía de honesta ahora arranca su gestión arrastrando irregularidades de su antecesor del mismo partido? ¿Y por qué la Contraloría guarda silencio frente a hechos que deberían generar una investigación profunda y pública?

El mensaje de fondo es claro: mientras la ciudadanía exige rendición de cuentas, desde el poder se sigue optando por el hermetismo, Veracruz merece saber quiénes fallaron, qué se perdió y quién se va a hacer responsable, la impunidad no se combate con comunicados vagos ni con declaraciones incompletas, sino con acciones contundentes, públicas y verificables.

Porque si esta administración quiere hablar de “transformación”, primero debe demostrar que no protegerá ni encubrirá a los suyos, de lo contrario, estaremos, una vez más, ante la misma simulación de siempre.

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