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México responde con nota diplomática a militarización fronteriza de Trump: Sheinbaum exige respeto a la soberanía

México,
a 16 de abril del 2025.- En un momento de alta tensión geopolítica entre México y Estados Unidos, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo informó este miércoles que su gobierno ha enviado una nota diplomática oficial a Washington, como respuesta directa a la decisión del expresidente Donald Trump de militarizar la frontera sur estadounidense mediante la instalación de bases militares en una franja que históricamente había estado bajo control civil.

Desde el Salón Tesorería de Palacio Nacional, durante su conferencia matutina, Sheinbaum expresó:

“Enviamos una nota diplomática en el sentido de que es una decisión de ellos en su territorio, autónoma; pero esperamos que no traspase la frontera. Insistimos en el respeto mutuo y en la coordinación entre ambos gobiernos.”

La nueva frontera: del control civil al militar

El contexto no es menor. El pasado 10 de abril, Trump firmó un memorándum presidencial que ordena la transferencia de la llamada Reserva Roosevelt —una franja de 18.2 metros de ancho a lo largo de la frontera de Nuevo México a California— del Departamento del Interior al Departamento de Defensa. El cambio abre la puerta a la instalación de bases militares permanentes en esa zona y, más grave aún, permite a los militares detener a personas migrantes bajo el argumento de “proteger instalaciones estratégicas del país”.

Este movimiento ha sido interpretado por analistas internacionales como un intento de eludir la Ley Posse Comitatus, que prohíbe explícitamente el uso del ejército en labores de seguridad civil dentro del territorio estadounidense. Con esta reconfiguración jurídica, una persona migrante que cruce a Estados Unidos podría ser detenida no por la patrulla fronteriza, sino por soldados, bajo cargos de “invasión” a una instalación militar.

Sheinbaum, entre el tacto diplomático y la firmeza nacional

Aunque la presidenta Sheinbaum optó por un tono mesurado, su mensaje no fue ambiguo: México no tolerará que la expansión del aparato militar estadounidense suponga una amenaza directa a su soberanía ni a los derechos humanos de los migrantes.

“Plantearon que el Ejército pueda ocupar ciertos territorios. No sabemos si es para seguir construyendo el muro, pero nosotros insistimos en respeto y coordinación”, dijo la mandataria.

Esta declaración se da en paralelo al reconocimiento internacional que Sheinbaum ha recibido: la revista Time la incluyó esta semana en su lista de las 100 personas más influyentes del mundo, destacando su papel como la primera mujer presidenta de México y su postura firme en política exterior.

Una frontera que se militariza mientras se desdibuja el diálogo

Trump ha justificado su decisión alegando que “la frontera sur está siendo atacada por diversas amenazas” y que el ejército debe asumir un rol más activo en su protección. Sin embargo, organizaciones civiles, diplomáticos retirados y defensores de derechos humanos en ambos países advierten que este enfoque militariza la migración y erosiona décadas de cooperación binacional.

El corredor fronterizo, ahora bajo mira del Pentágono, había sido hasta ahora un espacio federal destinado a tareas medioambientales y protección territorial. La Reserva Roosevelt, creada en su origen para preservar un margen natural en la frontera, se convierte así en una franja bajo la lógica de la seguridad nacional estadounidense.

El futuro de la relación bilateral

La nota diplomática enviada por el gobierno de México es un gesto de contención, pero también de advertencia. El mensaje es claro: las decisiones unilaterales en materia fronteriza pueden derivar en un conflicto diplomático de mayor envergadura si no hay consulta ni respeto recíproco.

En palabras de Sheinbaum, “México cree en la cooperación, no en la confrontación. Pero no aceptaremos imposiciones ni amenazas encubiertas como medidas de seguridad”.

El desafío está planteado. Y en una frontera donde el desierto, la política y la migración convergen, las próximas decisiones marcarán el rumbo no solo de dos gobiernos, sino de dos pueblos que comparten historia, cultura… y más de 3,000 kilómetros de frontera.

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