Salomón Jara y la resistencia política ante los aranceles de EE.UU.
Oaxaca, a 7 de marzo del 2025.- El gobernador de Oaxaca, Salomón Jara, no se deja llevar por la estridencia. Con tono sereno, pero firme, responde ante la polémica: “Esto que está haciendo Estados Unidos no afecta solamente a Morena, no solamente afecta a unos pocos industriales o empresarios. Nos afecta a todo el país”. Sus palabras reflejan la preocupación que lo ha llevado nuevamente a la Ciudad de México, donde este domingo atenderá el llamado de la presidenta Claudia Sheinbaum en el Zócalo.
Jara, quien acaba de salir de una reunión en Palacio Nacional, se muestra convencido de la necesidad de movilización. “En Oaxaca hay una sociedad muy politizada. Cuando se enteraron de la invitación de la Presidenta, reaccionaron inmediatamente. Estamos haciendo la invitación para que todos los mexicanos participen voluntariamente. Nos afecta a todos”. La convocatoria responde a las medidas arancelarias impuestas por el gobierno de Donald Trump, quien, a última hora, decidió pausarlas por un mes.
La postura del gobernador es clara: no permitir la intervención extranjera en la vida política y económica de México. “Nosotros exportamos mezcal, productos agrícolas como papaya, limón y miel orgánica. Este tipo de medidas encarecen los productos y afectan a los consumidores. Si esto se agrava, podría generar desempleo”, advierte.
Más allá de las cifras y los productos, la convocatoria al mitin tiene una dimensión simbólica. Se trata de unificar al país en una resistencia pacífica. “Creemos que la estrategia de la Presidenta ha sido mesurada ante un gobierno agresivo, con mentalidad imperialista. No podemos permitir su intervención bajo el argumento de que la delincuencia organizada es terrorismo”, enfatiza.
Para comprender el pensamiento político de Jara, hay que remontarse a sus orígenes. Ingeniero por el Instituto Politécnico Nacional, su verdadera formación política ocurrió en las asambleas comunitarias. Desde joven, participó en la organización de municipios zapotecos, mixes y chinantecos que demandaban luz, agua y caminos. “O te organizas o te mueres”, sentencia con crudeza. Su compromiso lo llevó a integrarse a las comunidades eclesiales de base, influenciadas por la teología de la liberación, y a fundar el PRD en Oaxaca.
Desde su llegada al gobierno estatal, Jara se ha enfrentado a enormes retos. “Cuando llegamos, Oaxaca estaba muy olvidado. San Simón Zahuatlán y Coicoyán de las Flores son los municipios más pobres del país”, lamenta. Sin embargo, presume avances: “Nos dejaron como el octavo estado más inseguro; hoy somos el quinto más seguro. Bajamos los feminicidios en 50%”. Y a los críticos que lo acusan de derrochar dinero en programas sociales, responde con austeridad: “Eliminamos diez organismos públicos descentralizados, reducimos secretarías y direcciones. La recaudación pasó de 3,500 a 7,900 millones de pesos”.
Oaxaca tiene una riqueza natural envidiable, pero la explotación de sus recursos no siempre ha beneficiado a su gente. “El Istmo de Tehuantepec tiene una de las corrientes de aire más fuertes del mundo, pero los acuerdos fueron hechos hace 15 o 18 años sin tomar en cuenta al estado ni a las comunidades”, denuncia. Su estrategia es distinta: los seis polos de desarrollo del Corredor Interoceánico deben incluir a los pueblos originarios en la cadena de valor. “Queremos que los productores de mango y papaya tengan empacadoras, que la artesanía y la gastronomía tengan espacios de venta. No queremos ser solo mano de obra barata”.
Las inversiones extranjeras son necesarias, pero con reglas claras. “Se necesita certeza jurídica de la tierra, pero también respeto a las comunidades”, sostiene Jara. Con esa lógica, busca que las universidades del corredor industrial capaciten a jóvenes para integrarlos en el desarrollo de la región.
Sobre la reciente incorporación de políticos priistas a Morena, Jara es tajante: “Siempre pedí una explicación al Comité Nacional y nunca la dieron. Los Murat en Oaxaca son sinónimo de saqueo y corrupción. La gente lo sabe. No se puede aceptar así nada más”.
En redes sociales circularon versiones de que era compadre de Alejandro Murat. Jara suelta una risa irónica: “Fue una campaña de ellos mismos”. En contraste, su relación con Claudia Sheinbaum es de respeto y confianza. “Me pidió que siga siendo el mismo. Nada de soberbia, nada de prepotencia. Que sigamos trabajando para el pueblo”.
Al final de la conversación, Jara deja claro que la política, para él, sigue siendo un acto de resistencia. “Nosotros vivimos nuestro sistema social comunitario desde pequeños. Es un servicio. Nada más”.
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