¿Comisionados o Desviados? El Desafío de la Transparencia en el SNTE
Xalapa, Ver., a 28 de febrero del 2025.- El reciente pronunciamiento del secretario general de la sección 56 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), José Reveriano Marín Hernández, sobre la cantidad de maestros comisionados y optimizados dentro de su organización ha vuelto a poner en el centro del debate un tema que genera más controversia que soluciones: la gestión de recursos humanos en el sector educativo y la falta de transparencia.
Marín Hernández reveló que su sindicato cuenta con un total de 57 maestros comisionados, a quienes se les asignan tareas fuera del aula, y otros 30 optimizados, quienes se encargan de labores de gestoría para el resto de los agremiados. Lo que sorprende, sin embargo, es su afirmación de que ninguno de estos maestros comisionados estaba "frente a grupo" cuando se les otorgó la comisión. Es decir, se justifica que no se está desatendiendo la educación en las aulas, pero la pregunta que surge es: ¿realmente se está cumpliendo con la función para la que los maestros fueron formados y contratados?
La optimización de los recursos humanos, como la designación de estos 30 maestros, no deja de ser un contrasentido en un sistema educativo que enfrenta crisis de calidad y cobertura. Si bien el sindicato se encarga de "gestionar" los intereses de sus miembros, ¿realmente no hay necesidad de que estos maestros estén en el aula? Con 30,000 trabajadores entre activos y jubilados bajo su tutela, ¿es justificable que tantos recursos estén dedicados a labores ajenas a la educación directa de los estudiantes?
Marín Hernández ha sido tajante al afirmar que se preocupó por evitar que los comisionados estuvieran frente a grupo, un acto que debería ser aplaudido por la educación, pero que al mismo tiempo deja entrever un posible uso instrumental de los recursos humanos del sindicato. De ser así, se plantea una cuestión ética: ¿deberían los maestros, formados para enseñar, estar siendo usados como agentes administrativos o políticos dentro del sindicato en lugar de desempeñar su función primaria en el aula?
A lo anterior se suma la reciente polémica sobre la toma de las instalaciones de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) y la publicación de sueldos de los maestros comisionados. Marín Hernández hace un llamado a evitar "la guerra sucia" y la descalificación, pero no aborda el fondo de la cuestión: la falta de transparencia en el manejo de estos recursos humanos y los sueldos que están siendo percibidos por aquellos que no están en las aulas.
Lo cierto es que este tipo de prácticas genera desconfianza entre los ciudadanos, padres de familia y, por supuesto, entre los propios maestros que se ven excluidos de una verdadera rendición de cuentas. Mientras que los líderes sindicales se empeñan en proteger los intereses de los trabajadores dentro de sus estructuras, la calidad de la educación parece quedar relegada a un segundo plano. Los mismos sindicatos que deben velar por el bienestar de la comunidad educativa, se encuentran muchas veces atrapados en la maraña de intereses políticos y económicos.
La resolución de este problema no pasa por negar las denuncias ni llamar a la descalificación, como sugirió Marín Hernández. El verdadero reto radica en encontrar una solución que garantice la correcta utilización de los recursos humanos del sector educativo, maximizando su impacto en la enseñanza, y asegurando que todos los maestros, incluidos aquellos comisionados, rindan cuentas claras a la sociedad. La transparencia no debe ser una opción, sino una obligación.
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