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¡No es prehispánico! Experto aclara el origen del Día de Muertos

Por José Arrieta / Heraldo de México
México, a 1 de noviembre del 2024.- Contrario a lo que dicta la explicación repetida a lo largo de muchos años, la celebración del Día de Muertos no tiene un origen prehispánico. Así lo señala el experto Víctor Santos, del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Mediante un profundo artículo sobre el tema, el experto señala que la festividad tendría su origen en la Europa medieval, cuando se extendió por todo el mundo católico la solemnidad dedicada a Todos los Santos y los Fieles Difuntos.

Estas dos fechas por sí mismas tuvieron una interesante evolución en Europa, desde su instauración en los siglos 7 y 10, respectivamente, y de alguna manera sirvieron para cristianizar los ritos paganos que aún existían en el Viejo Continente.

Muchas de sus costumbres, como las misas o la ofrenda de flores y dulces para recordar a los fieles difuntos, ya se realizaban en Europa y, con la llegada de los conquistadores, se expandieron por América.

¿Cómo surgieron los días de Todos los Santos y los Fieles Difuntos?

De acuerdo con el autor, la solemnidad de Todos los Santos fue propuesta por el Papa Bonifacio IV en el año 609 para honrar a los mártires y santos cristianos desconocidos, pero cuyas acciones ameritaban una oración. Sin embargo, en ese entonces no se realizaba en noviembre, sino el 13 de mayo.

Esta liturgia se celebraba en el templo de Santa María la Redonda, en Roma, donde acudían multitudes que rápidamente consumían los alimentos de la ciudad. Por ello, un Papa, llamado Gregorio, propuso que la celebración se pasara a las calendas de noviembre, pues en ese momento ya se había recogido la cosecha.

El Día de los Fieles Difuntos tuvo un origen más celestial. De acuerdo con el martirologio romano, San Odilón de Cluny recibió, mediante una visión, la orden de dedicar un día a los rezos por las almas del Purgatorio, para que obtengan la indulgencia que les permitiera subir al cielo.

Los religiosos dominicos solían celebrar hasta tres misas para los Fieles Difuntos en el día siguiente al de Todos los Santos, tradición que trasladaron al Nuevo Mundo y que pronto se consolidó en todo el planeta.

¿Cómo celebraban a los muertos los pueblos originarios?

Aunque las fechas y la tradición del Día de Muertos como lo conocemos actualmente no tiene origen precolombino, eso no significa que los pueblos originarios no recordaran a sus difuntos. De hecho, formaban parte de una tradición muy arraigada con ritos que, lamentablemente, no sobrevivieron a la persecución de la Colonia.

“Lo que denominamos ‘culto a los muertos’ o ‘culto a los antepasados’, corresponde a una elaborada y compleja escatología ancestral, consustancial a las culturas mesoamericanas, cuyas prácticas y significado desconocemos casi en su totalidad.

“Constituyó una parte central de sus creencias religiosas, el pensamiento, la mitología, la cosmovisión, el simbolismo y el esoterismo prehispánicos, cuyos testimonios encontramos en los monumentos, la escultura, la cerámica, en la pictografía de los códices y en los cotidianos hallazgos arqueológicos”, detalla Santos.

Entre las tradiciones mejor documentadas están las de los mexicas, quienes dividían el año solar en 18 ciclos de 20 días, cuatro de los cuales estaban consagrados al recuerdo de quienes habían muerto en distintas circunstancias.

Los ciclos se llamaban Miccailhuitontli, Huey Miccailhuitl, Tepeilhuitl y Tititl, y estaban consagrados a los niños, a los guerreros, a quienes fallecieron ahogados y a los difuntos mayores, respectivamente.

Esas divisiones pueden encontrarse todavía en las celebraciones tradicionales, donde se dice que el 31 de octubre llegan los muertos “chicos”, mientras que el 1 de noviembre es el de los “grandes”. Además, los días anteriores son dedicados a otro tipo de fallecidos: el 29 a quienes murieron de forma violenta y el 30 a quienes se accidentaron.

¿Por qué se cree que el Día de Muertos es prehispánico?

De acuerdo con el experto, las celebraciones europea y precolombina de muertos corrieron de forma paralela hasta hibridarse. Por ejemplo, durante la Edad Media comenzó a erradicar la costumbre de enterrar a los difuntos en las iglesias, construyendo panteones y camposantos.

Una de las costumbres europeas era la de llevar flores y velas al camposanto, misma que se complementó de este lado del Atlántico con la costumbre de limpiar las tumbas e incluso compartir los alimentos con los difuntos.

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