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Cura de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción Reflexiona sobre la Lucha contra el Mal

Por Arquímedes González.
Misantla, Ver., a 7 de marzo del 2024.- En el marco de la temporada de Cuaresma, el padre Joaquín Sánchez García, encargado de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, ofreció una reflexión sobre la presencia del mal en la vida cotidiana y la importancia de resistir sus influencias.

Durante la homilía, el cura destacó la relevancia de abordar el tema del mal, señalando que a menudo la sociedad se siente incómoda o temerosa al hablar de demonios y fuerzas malignas. Sin embargo, subrayó que es crucial reconocer la existencia del mal y estar alerta a sus manifestaciones en diferentes formas.

El padre Joaquín hizo especial hincapié en la necesidad de entender que el mal busca dividir y destruir, citando ejemplos de objetos o prácticas que, según él, pueden ser instrumentos para la presencia del mal. Instó a la comunidad a ser consciente de las decisiones que toma y a no caer en la trampa de aquello que pueda generar desunión y separación.

En la reflexión, se abordaron temas como la importancia de la oración, la escucha de la Palabra de Dios y la recepción de los sacramentos como medios para fortalecerse ante las fuerzas malignas. Además, se advirtió sobre la necesidad de evitar el diálogo o pactos con el mal, destacando que la unidad y la resistencia son esenciales para contrarrestar sus efectos.

El cura también abordó el fenómeno de los pensamientos y sentimientos negativos que, en ocasiones, pueden estar influenciados por fuerzas malévolas. Alentó a la congregación a buscar la fuerza en Dios, a no detenerse en la distracción del mal y a no caer en la tentación de imaginar situaciones que puedan generar división.

Finalmente, la homilía concluyó con un llamado a la unidad, a la fuerza que proviene de permanecer unidos a Dios y a la importancia de no permitir que el mal se infiltre en la vida cotidiana. La comunidad fue invitada a reflexionar sobre su colaboración en la lucha contra el mal y a mantener una vida de oración constante.

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