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jueves, 24 de febrero de 2022

El Papa alienta a no cansarse de rezar ni de hacer el bien en esta Cuaresma 2022

Por Mercedes de la Torre / ACI Prensa
Ciudad del Vaticano, a 24 de febrero del 2022.- En su Mensaje para la Cuaresma 2022, el Papa Francisco alentó a “no cansarse” de rezar, de extirpar el mal de nuestra vida y a no dejar de hacer el bien al prójimo con la caridad concreta.

Así lo escribió el Santo Padre en su Mensaje para la Cuaresma 2022 con el tema basado en la exhortación de San Pablo a los Gálatas: “No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad, hagamos el bien a todos” (Ga 6,9-10a).

En el texto, el Papa recordó que la Cuaresma “es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado” y añadió que “la Cuaresma nos invita a la conversión, a cambiar de mentalidad, para que la verdad y la belleza de nuestra vida no radiquen tanto en el poseer cuanto en el dar, no estén tanto en el acumular cuanto en sembrar el bien y compartir”.

En esta línea, el Santo Padre invitó “a responder al don de Dios acogiendo su Palabra viva y eficaz” durante esta Cuaresma porque “la escucha asidua de la Palabra de Dios nos hace madurar una docilidad que nos dispone a acoger su obra en nosotros, que hace fecunda nuestra vida”.

En su mensaje el Papa Francisco utilizó la imagen de la agricultura y la siembra para destacar la importancia de la oración, de la paciencia y de la esperanza.

“El ayuno prepara el terreno, la oración riega, la caridad fecunda. Tenemos la certeza en la fe de que ‘si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos; y de que, con el don de la perseverancia, alcanzaremos los bienes prometidos para nuestra salvación y la de los demás”, indicó el Papa.
5 consejos para esta Cuaresma

De este modo, el Santo Padre recomendó estos cinco consejos para vivir en esta Cuaresma:

1. No nos cansemos de orar porque “Jesús nos ha enseñado que es necesario orar siempre sin desanimarse’. Necesitamos orar porque necesitamos a Dios”.

“Pensar que nos bastamos a nosotros mismos es una ilusión peligrosa. Con la pandemia hemos palpado nuestra fragilidad personal y social. Que la Cuaresma nos permita ahora experimentar el consuelo de la fe en Dios, sin el cual no podemos tener estabilidad. Nadie se salva solo, porque estamos todos en la misma barca en medio de las tempestades de la historia; pero, sobre todo, nadie se salva sin Dios, porque solo el misterio pascual de Jesucristo nos concede vencer las oscuras aguas de la muerte”, señaló el Papa.

Además, el Santo Padre explicó que “la fe no nos exime de las tribulaciones de la vida, pero nos permite atravesarlas unidos a Dios en Cristo, con la gran esperanza que no defrauda y cuya prenda es el amor que Dios ha derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo”.

2. No nos cansemos de extirpar el mal de nuestra vida

Para ello, el Papa dijo que “el ayuno corporal que la Iglesia nos pide en Cuaresma fortalezca nuestro espíritu para la lucha contra el pecado”.

3. No nos cansemos de pedir perdón en el Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación, “sabiendo que Dios nunca se cansa de perdonar”.

4. No nos cansemos de luchar contra la concupiscencia que consiste en “esa fragilidad que nos impulsa hacia el egoísmo y a toda clase de mal, y que a lo largo de los siglos ha encontrado modos distintos para hundir al hombre en el pecado” y advirtió el peligro de la “dependencia de los medios de comunicación digitales, que empobrece las relaciones humanas”.

“La Cuaresma es un tiempo propicio para contrarrestar estas insidias y cultivar, en cambio, una comunicación humana más integral hecha de encuentros reales, cara a cara”, escribió el Papa.

5. No nos cansemos de hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo por lo que el Santo Padre alentó a practicar la limosna “dando con alegría” porque “la Cuaresma es un tiempo propicio para buscar -y no evitar- a quien está necesitado; para llamar -y no ignorar- a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar -y no abandonar- a quien sufre la soledad”.

“Que la Virgen María, en cuyo seno brotó el Salvador y que conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón, nos obtenga el don de la paciencia y permanezca a nuestro lado con su presencia maternal, para que este tiempo de conversión dé frutos de salvación eterna”, concluyó el Papa.

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