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“Andaban como ovejas sin pastor”

LECTURA ORANTE DEL EVANGELIO
“LECTIO DIVINA”
LECTIO ¿QUÉ DICE EL SEÑOR?
Texto: Mc 6, 30-34
Teziutlán, a 18 de julio del 2021.- En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces él les dijo: “Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco”. Porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer.
Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
Notas para entender mejor lo que dice el texto:
1. Anteriormente los discípulos habían sido enviados a predicar la conversión, expulsar a los demonios, ungir y curar a los enfermos.
2. Ahora vienen a contar a Jesús lo que habían hecho y enseñado.
3. Jesús los invita a ir a un lugar solitario para descansar un poco junto con él.
4. La gente los vio y se les adelantaron.
5. Cuando desembarcaron Jesús vio una gran muchedumbre.
6. Jesús se compadeció de la gente porque andaban como ovejas sin pastor.
7. Y se puso a enseñarles muchas cosas.
MEDITATIO ¿QUÉ NOS DICE EL SEÑOR?
Este evangelio, da continuación al pasaje en el que Jesús envió a sus apóstoles, de dos en dos a la misión, por eso dice que: “Volvieron a reunirse con Jesús”. El evangelio de san Marcos no entra en detalles, simple y sencillamente dice que: “Le contaron todo lo que habían hecho y enseñado”. Recordemos que Jesús les dio poder sobre los espíritus inmundos y ellos, en nombre de Cristo, predicaban el arrepentimiento, expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban. Jesús tenía una mirada atenta a todas las personas, atento para sus discípulos que necesitaban descansar, atento para las multitudes que andaban como ovejas sin pastor buscando el alimento espiritual para darle sentido a su vida.
Cuando los discípulos llegaron cansados de la primera experiencia de misión, Jesús les dijo: “Vengan conmigo a un lugar solitario para que descansen un poco”. Según san Marcos, Jesús los apartó porque: “Eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer”. Este detalle justifica la acción de Jesús a favor de sus discípulos, y muestra la delicadeza y la ternura de Jesús por sus seguidores más cercanos, pero por otro lado prepara la conclusión en relación a la gente sencilla que tenía hambre de Dios: “Andaban como ovejas sin pastor”. El corazón de Jesús está lleno de atención y misericordia tanto para sus discípulos como para las multitudes que veía él como ovejas sin pastor, es decir desorientadas.
El seguimiento de Cristo lleva consigo también compartir el quehacer de Cristo. Jesús los llamó, los identificó y los envió a evangelizar. Ahora, al regresar, no sólo hay que darle cuentas a Jesús, sino que hay que “descansar con Jesús”. Cuando uno no se identifica bien con Jesús es más fácil ocuparse de la misión de Jesús o de las cosas de Jesús que ocuparse de estar con Jesús. Es más fácil ocuparse de las cosas del Señor que del Señor de las cosas. Y, sin embargo, lo más importante es ocuparse del Señor, estar con el Señor. San Marcos precisamente es el que más insiste en la importancia de estar con Jesús. Antes que la misión o la predicación, está Jesús. En Mc 3, 14 se dice que llamó a los que él quiso precisamente para que primero estuvieran con él y luego para enviarlos a predicar. Si olvidamos esto caemos en un activismo estéril, en una misión o predicación sin alma y por lo mismo sin compasión a los necesitados y a los que buscan a Dios y que andan “como ovejas sin pastor”.
En fin, una vez que se fueron al lugar apartado y tranquilo, la gente los vio y se les adelantó, de manera que: “Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor y se puso a enseñarles muchas cosas”. El evangelio no dice qué cosas les enseñaba, pero se trataba seguramente del Reino de Dios. Nuevamente el evangelio resalta la gran cantidad de personas que buscaban a Jesús, pero lo más importante de esto es que nos habla de los sentimientos de Jesús. La traducción dice que Jesús: “Se compadeció de ellos”; sin embargo, el verbo griego significa conmoverse en las entrañas, es decir que Jesús se conmovió en lo más profundo de su ser, el corazón de Jesús es un corazón lleno de ternura, misericordia y amor.
El motivo de los sentimientos compasivos de Jesús se debe a que: “Andaban como ovejas sin pastor”. Estas palabras evocan las palabras del profeta Jeremías cuando Dios acusa a los malos pastores de dispersar a sus ovejas y se compromete a castigarlos, pero, sobre todo, se compromete a reunir él mismo al resto de sus ovejas (cfr. Jr 23, 3), cosa que está haciendo Jesús, es decir que él está cumpliendo la profecía de Jeremías. Los evangelios constatan, una y otra vez, la gran compasión de Jesús por los pobres, los enfermos o los endemoniados. En esta ocasión, su compasión es por las multitudes que querían escuchar su palabra porque descubrían en él al Buen Pastor prometido desde el Antiguo Testamento.
El domingo pasado decíamos que Jesús llamó a sus discípulos, los identificó y los envió. Hay que preguntarnos si tenemos los mismos sentimientos de Cristo. Los discípulos misioneros que siguen a Jesús deben parecerse a él. Es necesario mirar como él miraba a la gente. San Pablo decía a los filipenses que tuvieran los mismos sentimientos de Cristo (cfr. Flp 2, 5). Según este evangelio los sentimientos más profundos de Jesús son de compasión, es decir de misericordia por toda aquella gente que lo buscaba. Nosotros debemos tener los mismos sentimientos misericordiosos de Cristo, el cual siendo de condición divina se anonadó, se abajó, se hizo siervo y se humilló hasta la muerte (cfr. Flp 2, 6-8).
El evangelio termina diciendo que Jesús “Se puso a enseñarles muchas cosas”. Por la frase pudiera parecer como si seguir a Jesús consistiera en aprender cosas, es decir una doctrina, unas verdades, y no está mal, pero hay que decir que ante todo se trata de cosas con las que Jesús quiere descubrir el corazón de Dios y al descubrir el corazón de Dios alimenta el corazón de las multitudes llenándolas del amor de Dios. Para esto Jesús está formando a sus apóstoles, para esto los envió a una primera experiencia de misión. Hoy como ayer hay muchas personas que por diversos motivos andan como ovejas sin pastor, desorientadas sin saber a dónde van, que no le encuentran sentido a la vida, que nunca han escuchado la Buena Nueva o que andan por caminos equivocados en medio de los torbellinos de este mundo. Hace falta, por un lado, pastores que tengan la mirada y la compasión de Jesús por las multitudes y, por otro lado, hace falta buscar a Jesús como al pastor prometido que alimenta nuestro corazón con su palabra y con su amor.
ORATIO ¿QUÉ LE DECIMOS AL SEÑOR?
Señor Jesús, te damos gracias porque has venido a nosotros como el Buen Pastor prometido en el Antiguo Testamento y porque has querido servirte del ministerio de algunos hombres llamados y enviados a anunciar el evangelio y porque quieres que ellos, después de la misión, descansen contigo para recuperar las fuerzas para seguir cumpliendo tu voluntad.
Señor Jesús te bendecimos y te damos gracias por la delicadeza que tenías para atender a tus amigos más cercanos y por tu mirada compasiva al ver a las multitudes que querían escuchar tu palabra a tal punto que te conmovías interiormente porque andaban como ovejas sin pastor. Concédenos la gracia de que todos te busquemos para alimentarnos con tu palabra.
Señor Jesús te bendecimos porque tú eres el mensajero de la palabra de Dios y la misma Palabra de Dios. Has Señor que de entre todos los que te buscan y te encuentren algunos sean llamados para anunciar tu palabra a los que andan como ovejas desorientadas y puedan así encontrar en ti el descanso y alimento que necesitan para sus vidas.
OPERATIO ¿QUÉ NOS PIDE EL SEÑOR?
El trabajo, cualquiera que sea, como el sostener a una familia o el trabajo de anunciar la palabra de Dios cansa y desgasta, pero el estar con Jesús da descanso y fuerza para seguir las responsabilidades cotidianas. El Señor Jesús nos pide buscarlo a él para descansar de todas muestras ocupaciones y preocupaciones y así nuestra vida, llena de su amor, sea más plena.
En otra parte del evangelio Jesús dice que el que pide recibe, el que busca encuentra y al que toca se le abre. El Señor Jesús hoy nos pide que, como las multitudes, lo busquemos a él que viene a cumplir la promesa de Dios de apacentar personalmente a sus ovejas. Pero ¿dónde hay que buscarlo hoy? En la lectura de su palabra, en la celebración de la Eucaristía y en el Sagrario para estar a solas con él recuperando las fuerzas para seguir adelante.
El Señor Jesus quiere que lo busquemos a tal punto de conmoverlo interiormente para enseñarnos muchas cosas, ya sea por la lectura personal que hagamos de su palabra e interiormente él ilumine nuestro corazón o por las enseñanzas recibidas de aquellos ministros que él ha llamado y que se han identificado con su corazón para ser portadores de su palabra.
+ Mons. José Trinidad Zapata Ortiz
VIII Obispo de Papantla

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