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Se celebrarán las Misas sin asistencia de fieles.

Papantla, Ver., a 21 de marzo del 2020..- Comunicado de prensa de la diócesis de Papantla.

Queridos hermanos sacerdotes, diáconos, religiosas y pueblo de Dios que peregrina en la diócesis de Papantla.

Nuevamente me dirigió a ustedes saludándolos en Cristo Nuestro Señor y deseando lo mejor para todos ustedes, sobre todo en estos momentos de incertidumbre por la pandemia que está padeciendo el mundo y que, según la información que nos está llegando, vienen los días más decisivos en los que se puede expandir o frenar según las medidas que tomemos.

Todos en este momento tenemos que discernir y decidir lo que vamos a hacer para evitar contagiarnos o contagiar. En ese sentido quienes tenemos un puesto de responsabilidad estamos más obligados a tomar las decisiones que consideremos más oportunas en cada momento del desarrollo de la pandemia que el mundo está padeciendo.

Por lo anterior, ante el avance del contagio del covid-19 y la concientización de aplicar medidas de prevención y, habiendo hecho las consultas pertinentes, hemos decidido que desde este domingo 22 de marzo las Misas se realizarán en forma privada sin asistencia de fieles y, en la medida de lo posible, se trasmitan por las plataformas digitales. Es un tiempo para la comunión espiritual entre nosotros y especialmente para la comunión espiritual con Jesús Eucaristía desde casa.

Invitamos a los fieles a que vivamos la experiencia de Iglesia de casa conscientes de que la familia es una iglesia doméstica en la que habita Dios. Hoy más que nunca estamos llamados a experimentar que Dios está en donde está la vida, en la casa, en la familia. Esta experiencia nos hará comprender que Dios está en nosotros y en nuestras relaciones familiares y no sólo cuando nos ponemos a rezar en familia o en el templo material.

Entre semana los templos permanecerán abiertos para los que quieran ir a hacer oración. Sin embargo, no olviden que Jesús dijo que donde dos o tres se reúnen en su nombre ahí está él (cfr. Mt 18, 20), por tanto, la casa de familia debe convertirse en una casa de oración para sus propios miembros y en comunión con la iglesia universal que peregrina en la tierra en camino a la Iglesia de la Jerusalén celestial. Para ello, sírvanse de la palabra de Dios impresa o por los medios digitales o de las trasmisiones católicas que se hacen por la televisión. Tengamos en cuenta que el Papa Francisco, a través de la Penitenciaria Apostólica, ha concedido:

“La Indulgencia plenaria a los fieles enfermos de Coronavirus, sujetos a cuarentena por orden de la autoridad sanitaria en los hospitales o en sus propias casas si, con espíritu desprendido de cualquier pecado, se unen espiritualmente a través de los medios de comunicación a la celebración de la Santa Misa, al rezo del Santo Rosario, a la práctica piadosa del Vía Crucis u otras formas de devoción, o si al menos rezan el Credo, el Padrenuestro y una piadosa invocación a la Santísima Virgen María, ofreciendo esta prueba con espíritu de fe en Dios y de caridad hacia los hermanos, con la voluntad de cumplir las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Santo Padre), apenas les sea posible.

Los agentes sanitarios, los familiares y todos aquellos que, siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano, exponiéndose al riesgo de contagio, cuidan de los enfermos de Coronavirus según las palabras del divino Redentor: "Nadie tiene mayor amor que éste: dar la vida por sus amigos" (Jn 15,13), obtendrán el mismo don de la Indulgencia Plenaria en las mismas condiciones.

Esta Penitenciaría Apostólica, además, concede de buen grado, en las mismas condiciones, la Indulgencia Plenaria con ocasión de la actual epidemia mundial, también a aquellos fieles que ofrezcan la visita al Santísimo Sacramento, o la Adoración Eucarística, o la lectura de la Sagrada Escritura durante al menos media hora, o el rezo del Santo Rosario, o el ejercicio piadoso del Vía Crucis, o el rezo de la corona de la Divina Misericordia, para implorar a Dios Todopoderoso el fin de la epidemia, el alivio de los afligidos y la salvación eterna de los que el Señor ha llamado a sí.

La Iglesia reza por los que estén imposibilitados de recibir el sacramento de la Unción de los enfermos y el Viático, encomendando a todos y cada uno de ellos a la Divina Misericordia en virtud de la comunión de los santos y concede a los fieles la Indulgencia plenaria en punto de muerte siempre que estén debidamente dispuestos y hayan rezado durante su vida algunas oraciones (en este caso la Iglesia suple a las tres condiciones habituales requeridas). Para obtener esta indulgencia se recomienda el uso del crucifijo o de la cruz (cf. Enchiridion indulgentiarum, n.12).

Los sacerdotes no renunciemos a nuestra misión de predicar la Palabra de Dios por los medios digitales que tengamos a nuestro alcance, no dejemos de celebrar en privado la Eucaristía ni la Liturgia de las Horas, así como el Santo Rosario, la Coronilla de la Misericordia y la Adoración ante el Santísimo Sacramento. Por otro lado, y mientras las condiciones lo permitan, y guardando todas las medidas necesarias para evitar el contagio, y con la creatividad que juzguemos conveniente, salgamos al encuentro de Dios al orar y bendecir a nuestros pueblos, así como a contemplar la naturaleza, el templo de la creación, y en ella, doblando las rodillas, elevemos nuestra alabanza al Padre de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra (cfr. Ef 3, 14-15).

Hermanos todos, la cuaresma de por sí es un tiempo de penitencia, ayuno y oración. Hagamos penitencia y mantengamos unidos en la fe y en la oración para que Dios nos libre de esta pandemia. Oremos por nuestra conversión, por los que están enfermos, por los que atienden a los enfermos en estas horas difíciles y por los hermanos que han muerto a causa de este mal para que Dios los tenga en su gloria.

Invocando a María Santísima y a San Rafael Guízar y Valencia, con afecto y cariño, imploro la bendición apostólica sobre todos ustedes.

+ Mons. José Trinidad Zapata Ortiz
VIII Obispo de Papantla

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