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Adios al año viejo 2017

Misantla, Ver., a 31 de diciembre del 2017.- Esta tradición que está arraigada en esta ciudad donde cada 31 de diciembre a las 12 de la noche comienzan a ser quemados muñecos de distintos tamaños, que representan personajes de cualquier tipo, en la ciudad no se ha erradicado.
La quema de año viejo es una simpática costumbre que se mantiene viva en algunos estados, se trata básicamente de la quema de un muñeco de trapo que simboliza al año que se va, el muñeco es rellenado aserrín y pirotecnia.
Las personas que hacen los muñecos ya toman esto como una responsabilidad social y comunitaria, y año tras años se encargan de hacer el muñeco, para ello es puesto dos o tres días antes del Año Nuevo cuando el monigote es puesto al frente de la casa con un recipiente para recabar limosna, que será empleada para comprar cohetes y golosinas. 
Ante este tema, el maestro y cronista de la ciudad de Misantla, Ángel Miguel Cuevas y Pérez, ha compartido parte de esta tradición, y además da una explicación de este inicio de los viejitos.
“En Misantla a finales de los años treinta y principios de los cuarenta la celebración del fin de año inclusive la de navidad era muy distinta a la que vivimos en nuestros días, la de navidad era más apegada a la tradición religiosa y la de fin de año era un tanto social, nuestras abuelas un poco más grandes, comentaban de un baile tradicional la noche del 31 de diciembre, en el cual a la media noche salía entre los asistentes rumbo a la entrada una persona vestida de anciano con sombrero en la cabeza y bastón en mano, todo jorobado que simbolizaba las penas y sufrimientos en ese año, a la salida de éste entraba otro personaje un niño o joven vestido de ángel con todo su atuendo con tiara cruzada al pecho con el número del nuevo año sonando entonces las doce campanadas entre la algarabía de la gente y entre aplausos los abrazos de buenos deseos”.
Finaliza manifestando que “Las características de todas nuestras fiestas y tradiciones van a tener un profundo significado que nos lleva a conocer nuestra propia identidad, la quema del viejo en nuestra Ciudad es un préstamo cultural como decimos los cronistas e historiadores para enriquecer nuestra cultura y no cerrarnos al aporte cultural de otras etnias que también habrán de tomar algo de la nuestra”.

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