Homilía domingo XIV ordinario.
Evangelio de San Lucas (10,1-12.17-20):
En
la narración de la misión de los 72 discípulos, san Lucas presenta el programa
de Jesús para su comunidad que se va a misiones: la escasez de obreros pone en
camino a quienes con su mansedumbre, pobreza de recursos, desinterés personal y
decisión total, deben acercar el Reino de Dios a los hombres de forma eficaz y
sensible.
La misión evangelizadora se tiene que hacer según la voluntad del que
envía; la obediencia capacita al apóstol para hacer portentos, a pesar de sus
muchos límites.
Quien
es enviado a predicar el evangelio, no puede hacerlo según él quiera, tiene que
seguir las leyes que se le imponen, y las condiciones para la realización de su
misión. La alegría la gana el discípulo tras regresar de la misión cumplida:
satisfacer el propio deber satisface al mandado. De sus manos salieron milagros
y Dios conoce de antemano sus nombres.
La
recompensa a la labor misionera no puede ser mejor. Pero más que el triunfo
experimentado, tiene que valorar el que han sido ya considerados por Dios
súbditos de su Reino. Lo que llena al misionero es saberse conocido por su
Dios, mientras El lo dé a conocer al mundo.
Los invito a ser discípulos y
misioneros de Jesucristo.
Pbro. José Eleno Jiménez Cruz.
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