Trump rechaza el dictamen de un juez contra él porque es “mexicano”
El magistrado ha ordenado que salgan a la luz los documentos internos de la Universidad Trump, acusada de fraude
CRISTINA
F. PEREDA
Washington
Washington
El
candidato republicano a la presidencia
de Estados Unidos Donald Trump ha rechazado la sentencia de un juez
federal contra él, acusándole de “odio” y especulando que su dictamen tiene que
ver con que “resulta ser de origen mexicano”.
El último episodio en la carrera
del empresario está relacionado con la Universidad Trump, que a pesar de no
impartir clases desde hace varios años, puede cruzarse en su camino a la Casa
Blanca.
A
pesar de las especulaciones de Trump, el magistrado Gonzalo Curiel no es
mexicano. El juez nació en 1953 en East Chicago (Indiana) y se graduó en la
escuela de leyes de la Universidad de Indiana en 1979, según el registro
de jueces federales del Gobierno estadounidense. En noviembre de 2011 fue
nombrado por Obama para ocupar su cargo actual en el Distrito Sur de
California.
Curiel
ordenó el pasado viernes que se publiquen los documentos internos de la
universidad en el marco de una demanda colectiva contra la institución, que
ofrecía clases de gestión en el sector inmobiliario. The Washington Post se ha
personado en la causa y, tras solicitar que se levante el secreto del sumario,
Curiel le ha dado la razón. El juez alega que la candidatura de Trump a
la presidencia convierte el contenido del caso en interés público y acusa al
aspirante de “poner en duda la integridad de los tribunales”.
Los
documentos deberán hacerse públicos antes del día 2 de junio, según un dictamen
pronunciado el mismo día que Trump seguía lanzando ataques contra Curiel en un
discurso en San Diego. “Creo que el juez debería estar avergonzado de sí mismo,
es una vergüenza que esté haciendo esto”, declaró. “Lo que ocurre con el juez
es que resulta ser, eso creemos, mexicano. Lo cual es maravilloso. ¿Saben qué?
Creo que los mexicanos van a acabar enamorándose de Donald Trump cuando yo dé
todos esos trabajos”.
El
magnate convertido en político se enfrenta en la actualidad a dos grandes
denuncias relacionadas con la Universidad Trump y que avanzan ya en los
tribunales. La primera es una demanda colectiva en California que acusa a la
entidad de seducir a los estudiantes de seminarios para registrarse en cursos
por un coste de hasta 35.000 dólares bajo la promesa de recibir la instrucción
de expertos elegidos personalmente por Trump.
La
otra demanda fue interpuesta por el fiscal general de Nueva York en 2013 y le
acusa de defraudar a más de 5.000 personas a través de una universidad que
nunca recibió licencia como institución educativa. El fiscal pidió una
compensación de 40 millones de dólares en este caso y acusa a Trump, dueño del
93% de la institución, de haber operado un fraude que le aportó más de 5
millones de dólares.
“En
apenas 90 minutos, expertos elegidos personalmente compartirán mis técnicas,
que a mí me llevó décadas aprender. Después, copien exactamente lo que hice yo
y háganse ricos”, prometía uno de los panfletos, revelados por la revista The
Atlantic. Los documentos también contienen instrucciones dadas a los
representantes de ventas de la universidad, que debían conseguir que los
alumnos de sus seminarios, que costaban cerca de 1.500 dólares, después se
matricularan para clases “de élite” valoradas en casi 50.000 dólares.
En
ambas demandas, los abogados de Trump alegan que por cada estudiante que alega
haber sido defraudado, ellos cuentan con decenas que dicen lo contrario.
También han defendido ante el juez que la publicación de los documentos
internos sobre el funcionamiento de la universidad puede perjudicar a sus
intereses comerciales, a pesar de que no aceptarán nuevos alumnos hasta que se
resuelvan las demandas.
El
juicio por la demanda colectiva en Nueva York, como las elecciones
presidenciales, tendrá lugar el próximo mes de noviembre.
Fuente
el pais
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