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El Papa León XIV peregrina a la tumba de San Charbel y consagra al Líbano a una oración por la paz

“No hay paz sin conversión del corazón”, afirma León XIV al encomendar al mundo a la intercesión del primer santo libanés
Líbano, a 1 de diciembre de 2025.- En el segundo día de su viaje al Líbano, el papa León XIV acudió al monasterio de Annaya, donde reposan los restos de San Charbel, figura de ascetismo venerada por millones de creyentes. Ante su tumba, el pontífice elevó oraciones por la paz en el país y en todo Oriente Medio, enfatizando la necesidad de conversión espiritual para superar los conflictos que golpean a la región.

Una visita marcada por la búsqueda de paz en un Oriente Medio convulso

Beirut fue escenario este lunes de un momento cargado de simbolismo espiritual. El papa León XIV, en el marco de su visita pastoral al Líbano tras su primera escala en Turquía, se dirigió al monasterio de Annaya para rezar ante la tumba de San Charbel, uno de los santos más venerados del país y un referente para cristianos y musulmanes.

En medio de la inestabilidad política y los conflictos regionales, la presencia del pontífice adquiere un tono interpretativo: un llamado urgente a la reconciliación en un territorio donde las fracturas religiosas, económicas y sociales continúan profundizándose.

San Charbel: el silencio como respuesta al mundo

El papa recordó la figura del monje Charbel Makhouf, quien eligió vivir en aislamiento, oración, ayuno y silencio hasta su muerte en 1898. Su ejemplo, señaló León XIV, continúa atrayendo a millones.

Desde hace décadas, la tumba del santo recibe cerca de cuatro millones de peregrinos al año, un fenómeno que trasciende credos. Para el pontífice, este magnetismo responde a un mensaje potente frente a la vida moderna:

“El silencio a quienes habitan en medio del bullicio, la modestia a quienes viven para aparentar y la pobreza a quienes buscan las riquezas”.

Su reflexión subrayó cómo estos valores “a contracorriente” operan como un oasis espiritual para una región desgarrada por el ruido de la guerra y las tensiones sectarias.

El 22 de cada mes, un refugio para miles

León XIV también evocó la tradición que reúne a miles de fieles cada día 22, cuando peregrinos de diversos países llegan al monasterio para encontrar descanso espiritual. Esta costumbre mensual, señaló, es testimonio de la vigencia del legado de San Charbel, cuya figura sigue mediando en las búsquedas personales de paz, sanación y fortaleza interior.

Una plegaria por el Líbano, por la Iglesia y por el mundo

Ante la tumba del santo, el pontífice depositó las preocupaciones de la Iglesia universal, así como las heridas abiertas del propio Líbano.
Pidió comunión y unidad, empezando por las familias —a las que llamó “iglesias domésticas”— y extendiéndose a las comunidades parroquiales y diocesanas.

El mensaje central de su meditación fue contundente:
“No hay paz sin conversión de los corazones”.
Por ello, pidió la intercesión de San Charbel para orientar a los pueblos hacia Dios y suscitar una renovación espiritual capaz de transformar la convivencia en toda la región.

La visita al monasterio de Annaya tuvo lugar este lunes como parte de la gira de tres días que el papa León XIV realiza en el Líbano. Durante la jornada, el pontífice sostuvo encuentros privados con la comunidad maronita y realizó oraciones oficiales por la paz en Oriente Medio. Su agenda continuará con reuniones interreligiosas y un mensaje dirigido a los jóvenes libaneses.

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