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Uruapan se viste de blanco: clamor por justicia y paz tras el asesinato del alcalde Carlos Manzo

La ciudadanía se une en una multitudinaria marcha encabezada por Grecia Quiroz, viuda y presidenta municipal sustituta, quien promete continuar el legado de su esposo y no rendirse ante la violencia
Michoacán, a 7 de noviembre de 2025.- Con el corazón dolido, pero la voz firme, cientos de habitantes de Uruapan salieron a las calles este viernes para exigir justicia por el asesinato del alcalde Carlos Manzo, acribillado durante las celebraciones del Día de Muertos. Desde muy temprano, familias completas, jóvenes, comerciantes, maestros y campesinos comenzaron a reunirse en el Paseo Lázaro Cárdenas, vestidos de blanco y con pancartas que pedían “Paz para Michoacán” y “Ni uno más”, en una de las manifestaciones más numerosas que ha vivido la región en los últimos años.

El contingente avanzó en silencio hacia la Plaza de los Mártires, lugar donde una semana atrás fue asesinado el edil, símbolo de liderazgo y cercanía con la gente. Las calles, que habitualmente vibran con el bullicio del comercio local, se llenaron esta vez de lágrimas, rezos y el eco de una consigna unánime: “Justicia para Carlos Manzo”.

“El pueblo de Carlos Manzo no se rinde”

La marcha fue encabezada por Grecia Quiroz, presidenta municipal sustituta y viuda del alcalde, quien tomó el micrófono frente a miles de uruapenses para agradecer la muestra de apoyo y unidad del pueblo. Con el rostro cubierto de dolor, pero con determinación en la voz, pronunció palabras que estremecieron a los presentes:

“Qué triste y lamentable que ahora sí volteen a ver a nuestro bello municipio. Hoy agradezco a este pueblo, el pueblo de Carlos Manzo. Solamente vengo a decirles que hay esperanza para Uruapan, para Michoacán y para México.”

Durante su discurso, Quiroz aseguró que la lucha por la justicia no será en vano. “Pudieron habernos quitado a nuestro líder, pero no su causa. Yo soy su representante, y ustedes no están solos”, afirmó mientras sostenía el sombrero que su esposo solía portar, símbolo que se convirtió en emblema de resistencia.

La alcaldesa lanzó un mensaje desafiante a quienes ordenaron el asesinato:

“No supieron que este sombrero tiene una fuerza imparable, incansable, y que en 2027 les daremos ese voto de castigo, porque haremos valer la memoria de Carlos Manzo.”

Entre gritos de “¡Ni un paso atrás!”, Grecia Quiroz pidió mantener viva la unión del pueblo y advirtió que no permitirán más sangre ni sometimiento:

“Tendrían que matar a cada una de las personas reunidas aquí para detener esta lucha. No vamos a dejar que nadie pisotee a los uruapenses, no vamos a dejar que nadie ensangrente más a nuestro pueblo.”

Una ciudad unida en duelo y resistencia

Desde días antes, la sociedad civil había convocado por redes sociales a realizar un paro general de labores en señal de luto. Comercios cerraron sus puertas, escuelas suspendieron clases y transportistas detuvieron el servicio durante la jornada de protesta. La Guardia Nacional y elementos de la policía municipal acompañaron la movilización para resguardar la seguridad de los participantes.

En medio de la multitud, la familia de Manzo marchó entre aplausos. Su abuelita, en silla de ruedas, sostenía una fotografía del edil mientras el pueblo gritaba su nombre. El gesto conmovió a todos los presentes y se convirtió en una de las imágenes más potentes de la jornada.

Las pancartas y veladoras cubrían la plaza al llegar el contingente. Algunas leían: “Nos mataron al alcalde, pero no la esperanza”, “Uruapan exige paz”, y “Ni miedo ni silencio: justicia para Carlos Manzo”.

El legado que permanece

Carlos Manzo fue asesinado el sábado 1 de noviembre, durante los eventos del Día de Muertos. Su muerte sacudió a Michoacán, un estado marcado por la violencia, pero también por la resiliencia de su gente. En vida, el edil había impulsado programas de participación ciudadana, apoyos al campo y estrategias comunitarias contra el crimen organizado.

Hoy, su legado parece más vivo que nunca. La multitud que llenó las calles no sólo lloró a su alcalde, sino que juró continuar su lucha por un Uruapan más justo y seguro.

“Carlos Manzo nos enseñó a no tener miedo —dijo una de las manifestantes—. Si su voz fue silenciada, la nuestra hablará por él.”

La jornada concluyó con un emotivo minuto de silencio, seguido por un aplauso que resonó en todo el centro de Uruapan. Una ovación que, más que despedida, fue promesa: la de un pueblo que no olvida, no se rinde y exige justicia.

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