Pepino de mar seguirá en veda indefinida en Yucatán pese a hallazgo en Celestún
Sepasy descarta reabrir la pesquería tras una década de colapso
Yucatán, a 18 de noviembre de 2025.- Aunque un ejemplar de pepino de mar fue localizado dentro del Refugio Pesquero de Celestún a finales de octubre, la Secretaría de Pesca y Acuacultura Sustentable de Yucatán confirmó que la pesquería no será reabierta en el corto plazo. La dependencia señaló que la especie Isostichopus badionotus permanece en veda permanente desde 2013 debido a la severa sobreexplotación, y que se encuentra bajo estudio de instituciones científicas antes de considerar cualquier posibilidad de aprovechamiento futuro.
Un hallazgo que despertó expectativas, pero no cambió la realidad
A finales de octubre, durante un recorrido del Comité de la Zona del Refugio Pesquero de Celestún (ZRPC), pescadores y especialistas reportaron el hallazgo de un ejemplar de pepino de mar, un registro inédito en más de diez años.
Para muchos en la comunidad pesquera, este hallazgo representaba un posible indicio de recuperación de la especie, cuya desaparición marcó uno de los episodios más críticos de la pesca yucateca. Sin embargo, la esperanza duró poco: autoridades estatales aclararon que el descubrimiento, aunque significativo para monitoreo científico, no implica un regreso de la pesquería.
La postura oficial: no habrá reapertura
La titular de Sepasy, Lila Frías Castillo, fue categórica al señalar que la pesquería permanecerá cerrada indefinidamente.
Según explicó, Isostichopus badionotus continúa protegida por la prohibición absoluta de captura en Yucatán.
“No está permitido en Yucatán porque hubo una devastación de la especie. Y eso es lo que no queremos que suceda con el pulpo, que hoy le da de comer a más de 15 mil familias en la costa”, enfatizó.
La dependencia reiteró que mientras no existan estudios concluyentes que demuestren una recuperación poblacional sólida y sostenible, la apertura pesquera está fuera de discusión.
Monitoreo científico y dudas por resolver
Actualmente, el pepino de mar está bajo observación de centros de investigación y del Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentables (Imipas). El objetivo es medir su presencia, distribución y capacidad real de recuperación.
Durante el recorrido reciente participaron pescadores, monitores y un equipo académico de la Universidad Marista, encabezado por Raúl Villanueva y el doctorante Omar Sánchez.
Villanueva explicó que el ejemplar hallado, de apenas una pulgada, presenta características que “se asemejan” a la especie comercial Isostichopus badionotus, pero que aún no existe certeza científica.
La identificación precisa requiere estudios genéticos y morfológicos, así como recursos y tiempo para determinar si pertenece a la especie de alto valor comercial o a alguna de sus variantes sin importancia pesquera.
La herencia de la “fiebre del pepino de mar”
Antes de su colapso, el pepino de mar generó una explosión económica en las comunidades costeras debido a su elevado precio en mercados asiáticos.
La llamada “fiebre del pepino de mar” atrajo a pescadores legales e ilegales, lo que derivó en saqueos masivos, pesca furtiva nocturna, operativos inconclusos y un deterioro acelerado de la especie.
El resultado fue contundente: sobreexplotación, colapso y veda permanente desde febrero de 2013.
Doce años después, la especie todavía no muestra signos suficientes de recuperación.
Equilibrio delicado entre economía y conservación
El caso del pepino de mar refleja un dilema recurrente en Yucatán: la tensión entre el ingreso inmediato y la preservación de los recursos marinos.
El hallazgo de Celestún demuestra que algunos ejemplares sobreviven, pero también evidencia la fragilidad de un ecosistema que tardará décadas en recuperarse si se quiere asegurar un aprovechamiento sostenible.
Para autoridades y científicos, la prioridad es no repetir la historia con otras pesquerías estratégicas, como el pulpo, cuya bonanza sostiene hoy a miles de familias ribereñas.
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