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Hidalgo refuerza el control de residuos peligrosos con 10 centros autorizados por Semarnat

Un mapa estatal para manejar sustancias de alto riesgo
Hidalgo, a 19 de noviembre de 2025.- En Hidalgo operan 10 centros autorizados por Semarnat para el almacenamiento y acopio de residuos peligrosos. Estos sitios reciben sustancias corrosivas, tóxicas, inflamables o biológico-infecciosas, cuyo manejo adecuado es crucial para prevenir afectaciones graves a la población y al entorno. La dependencia advierte que una gestión deficiente puede desencadenar contaminación severa y enfermedades de alto impacto.

Distribución estratégica de centros de acopio en Hidalgo

El estado cuenta con una red de instalaciones diseñadas para recibir y manejar residuos que representan riesgos significativos bajo los criterios CRETIB (corrosivo, reactivo, explosivo, tóxico, inflamable y biológico-infeccioso).
De acuerdo con información proporcionada por Semarnat Hidalgo, estos centros se encuentran distribuidos de la siguiente manera:

Pachuca: 2 sitios

Tizayuca: 3 sitios

Tulancingo: 3 sitios



En ellos se almacenan residuos como aceites usados, acetonas, solventes, gasolina contaminada, aditivos, rebabas industriales, equipos médicos, envases y textiles que han estado en contacto con sustancias dañinas.

¿Qué se considera un residuo peligroso?

La Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos clasifica como residuos peligrosos aquellas sustancias o materiales que presentan riesgo por sus características: corrosividad, reactividad, explosividad, toxicidad o inflamabilidad.
Estos desechos no solo provienen de grandes industrias: también pueden generarse en comercios, servicios, vialidades e incluso dentro de los hogares.

Este aspecto, aunque poco visible, forma parte de la vida diaria de la población, donde productos comunes como solventes, pinturas, químicos de limpieza o desechos de automóviles pueden convertirse en amenazas si no se manejan adecuadamente.

El proceso de manejo: de la identificación a la disposición final

Semarnat detalló que el tratamiento correcto de residuos peligrosos implica un proceso meticuloso:

Identificación del tipo de residuo

Separación y depósito en contenedores según su clasificación CRETIB

Recolección por un transportista autorizado por Semarnat federal

Traslado a un sitio especializado para su destrucción, aprovechamiento o almacenamiento seguro

Este circuito asegura que los residuos sean aislados y tratados sin exponer a la ciudadanía a sustancias potencialmente letales.

Consecuencias de un mal manejo: impacto profundo y silencioso

La dependencia advirtió que un manejo deficiente puede generar efectos severos en el ambiente y la salud:

Contaminación de suelo, agua y aire

Daños a flora y fauna

Enfermedades graves en la población, entre ellas:

cáncer

afectaciones neurológicas

problemas reproductivos

Liberación de metano y dióxido de carbono, gases que agravan el cambio climático

La advertencia no es menor: la incorrecta disposición de residuos peligrosos representa uno de los riesgos ambientales más complejos y persistentes, cuyos efectos pueden durar generaciones.

Una reflexión necesaria: entre la industria, el hogar y la responsabilidad colectiva

Aunque los centros autorizados representan un avance en infraestructura ambiental, el desafío también incluye fomentar una cultura ciudadana del manejo responsable.
La presencia de residuos peligrosos en actividades cotidianas vuelve indispensable la educación ambiental, el control en comercios y hogares, y la vigilancia gubernamental.

La reseña deja claro que la gestión de estos materiales no debe entenderse solo como una obligación industrial, sino como un compromiso compartido para prevenir riesgos invisibles pero contundentes.

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