Crimen organizado cruza la línea: espían a la DEA en Washington y asesinan familiares en México; DEA lanza alerta de “terrorismo”
Estados Unidos, a 24 de junio del 2025.- Una organización criminal con operaciones binacionales desató una alarma sin precedentes en los círculos de seguridad nacional de Estados Unidos, al ser descubierta espiando a agentes de la DEA e informantes protegidos en pleno corazón de Washington, D.C., durante un juicio federal de alto perfil.
La denuncia, hecha pública por Matthew W. Allen, jefe de la oficina de la DEA en Los Ángeles, sacudió los cimientos del Congreso estadounidense, donde compareció recientemente para advertir que el alcance del crimen organizado ya no solo representa una amenaza internacional, sino una intrusión directa en suelo estadounidense.
Según Allen, durante el juicio de Rubén Oseguera Cervantes, alias 'El Menchito', considerado uno de los principales operadores de una poderosa red de narcotráfico trasnacional, miembros del crimen organizado vigilaron a personal federal e informantes clave, violando todas las líneas de seguridad.
“Esto no es solo criminalidad: es terrorismo. Nos enfrentamos a una estructura paramilitar con alcance global, dispuesta a asesinar familias y a vigilar a personal estadounidense en nuestro propio territorio”, denunció Allen ante los legisladores.
Mientras tanto, en México, la violencia cobró víctimas inocentes como aparente represalia por la cooperación con las autoridades estadounidenses:
La hija de un colaborador fue asesinada brutalmente en un ataque armado;
Su esposa quedó gravemente herida;
Y un militar mexicano fue ejecutado en hechos relacionados.
Estos ataques —ocurridos simultáneamente con el juicio— refuerzan la teoría de que la organización opera con una logística y capacidad propias de un grupo insurgente, no de simples narcotraficantes.
Las revelaciones han provocado una nueva oleada de preocupación en el Congreso de EE.UU., donde legisladores ya consideran calificar a ciertos cárteles mexicanos como “organizaciones terroristas extranjeras”, lo que abriría la puerta a acciones más agresivas del gobierno estadounidense.
En voz baja, funcionarios de seguridad admiten que la capacidad del crimen organizado para infiltrar, espiar y ejecutar acciones coordinadas en ambos países ha superado los peores escenarios previstos.
Lo que parecía un juicio de rutina terminó exponiendo una realidad alarmante: las fronteras ya no protegen, y las estructuras del narcotráfico han evolucionado hasta desafiar directamente la soberanía, la inteligencia y la seguridad de dos naciones.
Con esta advertencia pública, la DEA busca algo más que atención: reclama una respuesta de Estado ante una amenaza que, según sus propias palabras, ya dejó de ser criminal para convertirse en terrorismo.
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