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Escala el Conflicto entre India y Pakistán: Intercambian Fuego Tras Atentado en Cachemira

India,
a 7 de mayo del 2025.- La tensión entre India y Pakistán, dos potencias nucleares con un historial bélico marcado por la disputa territorial en Cachemira, alcanzó este martes un nuevo punto crítico. Tras un atentado ocurrido el 22 de abril en la ciudad turística de Pahalgam, en la Cachemira india, que dejó 26 muertos —la mayoría de ellos turistas hindúes—, Nueva Delhi respondió con un ataque militar coordinado sobre objetivos en territorio pakistaní.

De acuerdo con autoridades de Islamabad, al menos ocho civiles perdieron la vida durante la ofensiva india. En represalia, el ejército pakistaní disparó artillería contra posiciones en el lado indio de la Línea de Control, frontera de facto entre ambos países en la región disputada.

El ataque suicida de abril ha sido el más letal en años y ha reavivado la desconfianza mutua entre los dos países, enemistados desde su separación de la India británica en 1947. El gobierno indio responsabiliza a Pakistán por apoyar a grupos insurgentes que operan en la región, acusación que Islamabad niega categóricamente.

En respuesta a la escalada, el secretario general de la ONU, António Guterres, urgió a ambas naciones a evitar un conflicto a gran escala. “El mundo no puede permitirse una confrontación militar entre India y Pakistán”, declaró, mientras diplomáticos internacionales se movilizan para mediar.

El temor internacional se justifica: ambos países poseen un vasto y creciente arsenal nuclear. Según datos del Bulletin of the Atomic Scientists, en 2023 Pakistán contaba con aproximadamente 170 ojivas nucleares, cifra que podría alcanzar las 200 este año, gracias a su producción activa de plutonio y enriquecimiento de uranio. Por su parte, India poseía unas 172 ojivas en 2024, pero se estima que su capacidad de producción le permitiría expandir su arsenal considerablemente, con plutonio suficiente para fabricar entre 130 y 210 ojivas adicionales.

A pesar de la beligerancia intermitente, ambos países mantienen en vigor desde 1991 el Acuerdo de No Ataque a Instalaciones Nucleares, una medida de confianza que ha sobrevivido incluso a las peores crisis diplomáticas. Cada año, intercambian coordenadas de sus instalaciones nucleares para evitar ataques sorpresa.

El conflicto por Cachemira ha sido escenario de múltiples guerras (1947, 1965, 1971, 1999) y episodios de violencia transfronteriza que han dejado miles de muertos. A partir de 1989, una insurgencia armada en la Cachemira india, con presunto apoyo de Pakistán, ha mantenido en vilo la estabilidad en el sur de Asia.

Hechos recientes como el atentado de 2019, que dejó 40 soldados indios muertos, y la posterior captura de un piloto por parte de Pakistán tras ataques aéreos indios, demostraron cuán fácilmente puede escalar la violencia. Lo ocurrido en las últimas semanas recuerda a ese periodo, pero ahora con un trasfondo más volátil y con ambos países intensificando su retórica nacionalista.

La India ha suspendido un tratado clave para el intercambio de agua con Pakistán y ambas naciones han cerrado su único cruce fronterizo terrestre, además de cancelar visas y expulsar a sus respectivos diplomáticos. Observadores internacionales advierten que, sin canales diplomáticos abiertos y con el nacionalismo al alza, la posibilidad de una guerra abierta —aunque no necesariamente nuclear— no puede descartarse.

Los ciudadanos de ambos lados de la frontera observan con temor el desarrollo de los acontecimientos, mientras las principales capitales del mundo exigen una desescalada inmediata y el retorno a la diplomacia.

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