Muertes maternas en Veracruz, un llamado urgente a reforzar la atención prenatal
Veracruz, a 6 de abril del 2025.- Con 31 fallecimientos registrados hasta la semana 52 de 2024, el estado de Veracruz se posicionó como la quinta entidad del país con mayor número de muertes maternas, de acuerdo con el más reciente Boletín Epidemiológico semanal emitido por la Secretaría de Salud federal. El informe, que forma parte de la estrategia nacional de promoción de la salud, revela una realidad alarmante y subraya que la mayoría de estos decesos son prevenibles.
El informe precisa que la principal causa de mortalidad materna en el país es la hemorragia obstétrica, con una incidencia del 17.8%, seguida por enfermedades hipertensivas, edema y proteinuria en el embarazo, parto y puerperio (12.7%), aborto (8.8%) y otras complicaciones durante el embarazo (6.9%).
Aunque estas cifras son frías, detrás de cada número hay una historia: mujeres en edad reproductiva que fallecen en condiciones que, con una atención médica adecuada, pudieron haberse evitado. Veracruz, junto con el Estado de México (52 muertes), Jalisco (48), Chiapas (41) y Guerrero (35), concentró el 34.6% de todas las muertes maternas registradas en México durante el año pasado.
Del total de 31 muertes maternas en Veracruz, 19 fueron reportadas por la Secretaría de Salud, cuatro por el IMSS, una por IMSS-Bienestar, una por ISSSTE, una por Pemex, una por una institución privada y cuatro casos más no contaron con atención médica registrada o no se especificó el lugar de atención. Esta dispersión institucional también refleja la urgencia de reforzar los mecanismos de coordinación y respuesta del sistema de salud en todos sus niveles.
A nivel nacional, la razón preliminar de mortalidad materna fue de 26.1 defunciones por cada 100 mil nacimientos estimados, según datos del Consejo Nacional de Población (Conapo). Si bien esta cifra representa un descenso en comparación con años anteriores, aún está lejos de las metas internacionales establecidas por organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), que plantea una reducción significativa para el año 2030.
El boletín epidemiológico es enfático: la mayoría de estas muertes pueden evitarse. ¿Cómo? A través de la aplicación oportuna de agentes uterotónicos profilácticos durante el alumbramiento, un tratamiento adecuado en las primeras etapas del parto y, sobre todo, una atención prenatal efectiva y constante.
La Secretaría de Salud federal insiste en que el cumplimiento de la Norma Oficial Mexicana NOM-007-SSA2-2016, que establece los criterios para la atención de la mujer durante el embarazo, parto y puerperio, así como del recién nacido, es clave para reducir estos decesos. La norma contempla la realización de un adecuado interrogatorio médico, exploración física detallada y la solicitud de estudios de laboratorio según la edad gestacional, lo que permite detectar a tiempo condiciones de riesgo.
Asimismo, se exhorta a las mujeres embarazadas a acudir de manera puntual a sus citas médicas, seguir las indicaciones del personal de salud, y adoptar un estilo de vida saludable que incluya una alimentación balanceada, actividad física moderada y evitar el consumo de sustancias nocivas.
El problema de la mortalidad materna no es únicamente médico; es también social, económico y estructural. La falta de acceso oportuno a servicios de salud, la carencia de personal especializado en zonas rurales, la marginación y la desinformación son factores que se entrelazan para formar un contexto de vulnerabilidad en el que miles de mujeres enfrentan su embarazo.
La atención debe ser integral: no basta con un par de consultas durante la gestación, ni con repartir folletos en clínicas de primer nivel. Se requiere un sistema de salud que garantice atención inmediata, medicamentos disponibles, personal capacitado y seguimiento postparto adecuado.
Además, es indispensable impulsar campañas de concientización tanto en zonas urbanas como en comunidades rurales, donde los servicios de salud siguen siendo insuficientes o inaccesibles. Las mujeres no deben tener que elegir entre arriesgar su vida en casa o caminar kilómetros en busca de una clínica con recursos limitados.
Desde los distintos órdenes de gobierno se requiere una acción decidida, con asignación de recursos y voluntad política para transformar las condiciones actuales. Organismos internacionales han demostrado que invertir en salud materna no solo salva vidas, sino que también mejora los indicadores de desarrollo humano de una nación.
La salud materna debe ser prioridad nacional. Veracruz, con su alto índice de muertes evitables, tiene la oportunidad de ser ejemplo de transformación si se toman las medidas necesarias: más médicos, mejor infraestructura, capacitación continua y vigilancia epidemiológica efectiva.
El tiempo para actuar es ahora. No más mujeres deben morir por causas que la medicina moderna puede prevenir. Las cifras están ahí, pero la voluntad para cambiarlas también debe estar.
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