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La RAE rinde homenaje solemne a Mario Vargas Llosa: iza su bandera a media asta por la muerte del Nobel de Literatura

España,
a 21 de abril del 2025.- El idioma español está de luto. La Real Academia Española (RAE) ha izado su bandera a media asta en la fachada de su sede central en Madrid, como símbolo de duelo oficial por el fallecimiento del escritor peruano Mario Vargas Llosa, uno de los más grandes exponentes de la literatura hispana contemporánea y miembro de número de la institución.

El gesto, solemne y cargado de significado, ha sido agradecido públicamente por su hijo, Álvaro Vargas Llosa, quien confirmó que su padre falleció el pasado 13 de abril a los 89 años, en la intimidad y sin honores públicos, como fue su voluntad final.

“Agradecemos profundamente este homenaje silencioso, pero poderoso, de parte de la RAE. Mi padre se sentía profundamente vinculado al idioma, a la lengua, y a la Academia”, expresó Álvaro Vargas Llosa en un breve mensaje difundido a medios.

El escritor, quien en 2010 recibió el Premio Nobel de Literatura, no tuvo ceremonias ni actos públicos de despedida. Su deseo fue claro: una ceremonia discreta y familiar, seguida por la incineración de sus restos, sin monumentos, sin cámaras, sin aplausos.

Vargas Llosa deja un legado inmenso: obras fundamentales como La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral o La fiesta del chivo marcaron generaciones y desnudaron, con una pluma feroz y lúcida, los entresijos del poder, la política y el alma humana.

Desde su incorporación a la RAE en 1994, defendió el español con rigor y pasión. Participó activamente en debates lingüísticos, defendiendo la unidad del idioma sin perder de vista su riqueza panhispánica.

La decisión de no realizar un homenaje público ha generado opiniones divididas entre lectores y figuras del ámbito cultural. Sin embargo, la bandera a media asta ondeando en la sede de la RAE ha dicho más que cualquier discurso. Un adiós sobrio, fiel al carácter del autor en sus últimos años, pero cargado de dignidad.

En silencio, sin cámaras ni flores, se despide uno de los titanes de las letras hispanoamericanas. La Academia guarda luto, y el mundo hispanohablante pierde a uno de sus narradores más poderosos. Pero sus palabras —tan vivas como siempre— seguirán ardiendo en las páginas que dejó para siempre.

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