El Saucito: mítico pocito en el Pedregal Dos, renace una leyenda ancestral
Misantla, Ver., a 21 de abril del 2025.- En un rincón escondido de la colonia Pedregal Dos, un manantial que parecía condenado al olvido ha comenzado a latir nuevamente. Se trata del Pocito El Saucito, un sitio envuelto en leyendas y memorias prehispánicas que ha sido rescatado por los administradores de la Unidad Deportiva como parte de una acción de restauración comunitaria con fuerte carga simbólica y cultural.
Más que una simple fuente de agua, el pocito es considerado por muchos un patrimonio vivo: un sitio donde la historia, la espiritualidad y la identidad local se funden. El objetivo de su rescate es claro: preservarlo como herencia para las generaciones futuras.
El manantial que brotó del llanto de una princesa
Según narraciones heredadas de cronistas e investigadores locales, el lugar fue testigo de un episodio de amor y tragedia. Cuenta la leyenda que Xanat, princesa huida desde la antigua Aztlán —región hoy identificada como Los Ídolos—, encontró bajo un sauce un refugio para llorar la muerte de su amado, el guerrero mexica Kilajahuat, caído en batalla.
Las lágrimas de Xanat, al tocar la tierra sagrada, dieron origen al manantial. Desde entonces, el agua fluye como símbolo eterno de su amor y dolor. La historia no termina allí. Se dice que tras su duelo, Xanat siguió su camino hasta rendirse a la tristeza, dando lugar a otro manantial en Nacaquinia, cerrando así un ciclo legendario que ha sido transmitido de boca en boca durante generaciones.
Ecos de amor entre las piedras y el agua
Con la llegada de la noche, El Saucito cobra vida. Vecinos afirman que entre el murmullo del arroyo y el crujido del viejo sauce, se escuchan voces suaves, como un susurro de enamorados que se buscan más allá del tiempo. Es esa carga mística la que atrae no solo a curiosos, sino a creyentes, historiadores y defensores del legado cultural de la región.
3 de mayo: día para honrar el alma del pocito
Para celebrar su restauración y revitalizar el valor espiritual del sitio, se realizará una ceremonia el próximo 3 de mayo a las 11:00 a.m. Esta incluirá la tradicional parada de cruz, acompañada por una madrina y cuatro padrinos encargados de guiar las oraciones y ofrendas.
Más que un acto religioso, se trata de una jornada de conexión entre la comunidad, la tierra y la memoria. La convocatoria está abierta a toda la ciudadanía, con un llamado especial a honrar, respetar y proteger este espacio que representa mucho más que agua nacida de la tierra.
Una memoria que no se borra
“El Pocito El Saucito no es solo agua. Es la huella de un pasado que no queremos perder, es historia que se niega a morir, es cultura, es identidad”, expresaron los organizadores.
El llamado está hecho: Misantla tiene una cita con su pasado, un pasado que no vive en los libros, sino en el susurro del agua, bajo las raíces del sauce, y en la memoria de quienes aún creen en la fuerza de nuestras leyendas.
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