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China exige fin total de aranceles: tensa el pulso comercial con EE.UU. pese a recientes exenciones

China,
a 13 de abril del 2025.- La guerra comercial entre China y Estados Unidos ha entrado en una nueva fase de tensión este domingo, luego de que el gobierno chino exigiera a la administración estadounidense eliminación total de los aranceles recíprocos impuestos en los últimos años, calificando las recientes exenciones anunciadas por Washington como “insuficientes” y “un paso menor”.

En un comunicado difundido por el Ministerio de Comercio de China, un portavoz instó a Estados Unidos a “dar un gran paso para corregir sus errores, suprimir completamente la práctica errónea de los aranceles recíprocos y volver al camino correcto del respeto mutuo y la cooperación”. El mensaje marca un nuevo reclamo de Pekín en el marco de una relación comercial fracturada por años de tensiones y medidas punitivas, especialmente durante la administración Trump y con secuelas que aún se arrastran en la era postpandemia.

El anuncio se produce apenas dos días después de que el Servicio de Aduanas de EE.UU. anunciara la exclusión de varios productos electrónicos clave de los aranceles globales, entre ellos teléfonos inteligentes, laptops, chips de memoria y dispositivos electrónicos de consumo, como parte de una estrategia de contención del impacto inflacionario y de fortalecimiento de las cadenas de suministro tecnológicas.

Esta decisión fue recibida con alivio por gigantes del sector como Apple, Nvidia y Dell, empresas que dependen en gran medida de la producción en territorio chino para mantener sus márgenes de rentabilidad y sus tiempos de entrega. Apple, en particular, ha mantenido una presencia estratégica en fábricas de ensamblaje en Shenzhen y otras provincias del sur de China, lo que hace que cualquier impuesto adicional pueda tener un efecto dominó sobre sus costos, precios al consumidor e inversiones futuras.

No obstante, Pekín minimizó la relevancia de la medida, considerándola un gesto táctico más que una señal de reconciliación. “El anuncio constituye un pequeño paso. China está evaluando el impacto real de la medida, pero aún exige un cambio estructural en el enfoque estadounidense”, señaló el portavoz del ministerio, subrayando que la mayoría de los productos chinos continúan enfrentando un arancel del 145% para poder ingresar al mercado estadounidense, una cifra que representa una de las barreras comerciales más altas impuestas en las últimas décadas.

Un trasfondo de tensiones persistentes

Los aranceles recíprocos fueron instaurados en el contexto de la guerra comercial iniciada en 2018 bajo la presidencia de Donald Trump, con el argumento de corregir supuestos desequilibrios comerciales y prácticas desleales de Pekín, como el robo de propiedad intelectual, subsidios industriales encubiertos y barreras no arancelarias al comercio. Si bien parte de esos argumentos aún persisten en el discurso político estadounidense, la presión económica global ha obligado a Washington a reconsiderar algunas medidas para proteger su propia industria tecnológica, golpeada por los altos costos de insumos y la dependencia de proveedores asiáticos.

El gesto de eliminar aranceles a productos electrónicos parece apuntar más a preservar la competitividad del sector tecnológico estadounidense que a buscar una distensión diplomática genuina con China. Sin embargo, para Pekín, el mensaje es claro: no se conformará con medidas parciales mientras gran parte de sus exportaciones sigan siendo castigadas con tarifas extraordinarias.

Impactos globales y futuros escenarios

Analistas internacionales advierten que esta nueva exigencia de China podría reavivar la confrontación comercial, especialmente si EE.UU. no responde con una política de apertura más amplia. Las bolsas asiáticas reaccionaron con moderación este lunes, mientras que los mercados europeos y estadounidenses esperaban con cautela declaraciones oficiales por parte del Departamento de Comercio de EE.UU.

Por su parte, algunos expertos en comercio internacional señalan que una eliminación total de los aranceles, como la que exige China, parece improbable sin antes resolver cuestiones de fondo como la protección de la propiedad intelectual y el acceso recíproco a los mercados.

“Washington busca un equilibrio delicado: mantener el liderazgo tecnológico, proteger sus empleos, pero sin cerrar completamente las puertas a una relación comercial con China que, nos guste o no, es indispensable para ambos países”, señaló Susan Marks, analista del Peterson Institute for International Economics.

En tanto, el futuro inmediato dependerá de la respuesta de la Casa Blanca y de si ambas potencias están dispuestas a retomar una hoja de ruta más constructiva o si, por el contrario, optan por profundizar la confrontación, con efectos colaterales en cadenas de suministro, mercados bursátiles y en la economía global en general.

Mientras tanto, en los centros de ensamblaje en China y las salas de juntas en Silicon Valley, el mensaje es el mismo: incertidumbre, y un reloj que sigue corriendo mientras dos gigantes deciden si chocan o colaboran.

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