Disco de la muerte: ¿qué representaba para la cultura teotihuacana?
México, a 29 de marzo del 2025.- Las culturas prehispánicas de Mesoamérica dejaron un enorme legado histórico, desde códices, monolitos y enormes vestigios arqueológicos como las pirámides. “El disco de la muerte” es uno de los fragmentos teotihuacanos más representativos que hay de dicha milenaria ciudad.
Teotihuacán es una de las ciudades que más intriga genera pues es de las sociedades antiguas más importantes de Mesoamérica pero también una de las que menos se conoce a diferencia de los mayas o metrópolis que le precedieron como Tenochtitlán.
Unas de las razones por las que no se conoce mucho sobre Teotihuacán es que aún no se ha descifrado sus jeroglíficos, hecho que sí sucedió con los mayas. Por lo que lo poco que se sabe al respecto es por el aproximamiento arqueológico que tuvieron los mexicas con esta cultura milenaria.
Disco de la muerte, relacionado con sacrificios
Entre las múltiples esculturas teotihuacanas que hay en el Museo Nacional de Antropología (MNA) una de las más representativas es el Disco de la Muerte o Disco del Sol Muerto.
De acuerdo con el sitio web del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dicha escultura fue descubierta frente a la Pirámide del Sol en Teotihuacán en 1963. El Disco del Sol Muerto simboliza el vínculo entre la muerte y la regeneración.
El INAH señala que su iconografía, policromía (color) y su ubicación, “sugieren una relación con sacrificios humanos y con la energía solar”, por ello hay una hipótesis que reafirma el papel de la muerte como “un elemento necesario para el equilibrio cósmico” en la cultura teotihuacana.
La entidad cultural agrega que el sacrificio era una práctica esencial para honrar a los dioses y para asegurar un equilibrio en el cosmos.
Por otro lado, los sacrificios de sangre, se realizaban con la creencia de que estos ofrecían a los dioses la energía que necesitaban para mantener el ciclo de vida en funcionamiento. Es por ello que, a través de los sacrificios, los distintos pueblos mesoamericanos, como los mexicas o mayas, los hacían con la intención de retribuir a los dioses el favor de la vida y la fertilidad.
Expertos del INAH explican que en la cosmovisión mesoamericana, la vida y la muerte “no eran opuestos irreconciliables”, sino “etapas interdependientes de un mismo ciclo”.
Esta relación dialéctica “sostenía la estructura misma del universo y permeaba cada aspecto de la cultura”. Cabe mencionar que para los pueblos mesoamericanos, la muerte sólo representaba una transición a otro plano, un paso necesario para la regeneración de la vida y el fortalecimiento de las fuerzas que mantenían el orden cósmico.
¿Teotihuacán no es su nombre real?
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Teotihuacán, que se traduce al español como “Lugar donde fueron hechos los dioses” o “ciudad de los dioses”, se trata en realidad de un topónimo de origen náhuatl y que fue empleado por la cultura mexicas, por lo que, en realidad, se desconoce el nombre que le daban sus habitantes.
El INAH explica que tras problemas políticos y sociales internos, Teotihuacán habría colapsado entre los años entre los años 700 y 750 d.C, y, una nueva hipótesis apunta que dicho suceso se habría dado realmente en el año 570 d.C. De acuerdo con la arqueóloga Linda Rosa Manzanilla Naim, las nuevas fechas se pudieron dar gracias a pruebas de radiocarbono y arqueomagnetismo.
Con la caída y abandono de Teotihuacán, siglos posteriores, tanto toltecas como mexicas comenzaron a explorar la ciudad abandonada.
Cabe mencionar que el INAH detalla que durante el siglo XVI se registró por primera vez en caracteres latinos el vocablo “Teotihuacan”, escrito en hoja de papel europeo como se da cuenta en los relatos de Sahagún, quien supo de esta información gracias a sus informantes indígenas. Por lo que, realmente no se sabe cómo es que los propios teotihuacanos llamaban a su ciudad, hecho que sigue siendo una incógnita.
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