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EE.UU. suspende su contribución a misión de seguridad en Haití, dejando en el limbo el futuro de la fuerza multinacional

Haití,
a 4 de febrero del 2025 – En un giro inesperado que pone en jaque la estabilidad de la misión internacional de seguridad en Haití, el Gobierno de Estados Unidos ha ordenado “cesar de inmediato” su contribución financiera a la misión multinacional de seguridad (MMS). Esta fuerza de apoyo policial, liderada por Kenia, sigue sin completar su formación debido a la falta de fondos internacionales, un obstáculo que ha resultado ser más que un desafío operativo.

A través de un comunicado, el portavoz de la Secretaría General de la ONU, Stéphane Dujarric, confirmó este martes la notificación oficial recibida por parte de Washington. Según Dujarric, Estados Unidos había comprometido 15 millones de dólares para el fondo fiduciario destinado a la misión, pero hasta la fecha, solo 1.7 millones se han utilizado. El resto, unos 13.3 millones, ha quedado ahora congelado, lo que abre un interrogante sobre el futuro de la misión en la nación caribeña.

Este abrupto cambio de postura se inscribe dentro de la nueva orden ejecutiva emitida la semana pasada por el presidente Donald Trump, que suspende durante 90 días toda ayuda humanitaria de Estados Unidos. Esta medida, que afecta principalmente a fondos canalizados a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid), busca realizar una revisión exhaustiva de las inversiones de ese dinero, lo que ha llevado al Gobierno estadounidense a recortar su participación en esta crucial misión.

Pese a no haber enviado agentes policiales, Estados Unidos había sido hasta ahora el mayor contribuyente económico para la formación y el desarrollo de la MMS, que ha enfrentado dificultades económicas desde su concepción. Con este recorte, se agudiza una situación ya complicada, pues Haití sigue sumido en una crisis de seguridad sin precedentes, lo que hace aún más incierta la efectividad de la misión liderada por Kenia.

Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación cómo este recorte puede repercutir no solo en la estabilidad de Haití, sino también en la credibilidad de los esfuerzos multilaterales para enfrentar los desafíos de seguridad en la región. La falta de financiamiento y el estancamiento en los compromisos internacionales podrían debilitar aún más la frágil situación política y social que atraviesa el país, ya golpeado por la violencia, la inseguridad y la pobreza.

A medida que se definen las prioridades de la política exterior de EE.UU., Haití queda, una vez más, en la cuerda floja, con un futuro incierto para su recuperación y el bienestar de su población.

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