José Agustín, autor de La Tumba, nunca quiso ser vocero de una generación, revela su hijo Agustin Ramírez
México, a 30 de enero del 2025.- Medio año antes de partir de este mundo (el 16 de enero de 2024), el escritor José Agustín, icono de la contracultura en México, comenzó a preparar junto a su hijo Andrés Ramírez, una edición conmemorativa por los 60 años de “La tumba”, la novela que en 1964 lo catapultó como una de las voces literarias más poderosas de su generación.
Habían quedado en que aparte de la reproducción íntegra de la novela, ofreciera el contexto de la vida de este escritor, así como un análisis de su obra en voz de sus familiares, amigos y algunos de sus más afanados lectores.
Con un par de meses en el mercado, Andrés Ramírez, director editorial de la División Literaria y De Bolsillo de Penguin Random House, habla en entrevista con El Sol de México sobre lo que significaba esta esta icónica novela en la vida del autor.
“De este libro en particular lo que él decía era que estaba muy sorprendido el éxito que había tenido, porque siempre fue el libro que más se leyó, se reeditó y que más se comentó. Desde su perspectiva le resultaba increíble que un libro que ahora parece escrito por ‘un seminarista’ tuviera tanto éxito”, dice el editor.
“Y es que él decía que todos los avatares que vive ese chico, eran ridículos, comparados con los problemas que vivían los muchachos en los 80 o los 90”, agrega y sonríe. El editor leyó la novela a los 15 años, y cuenta que se identificó plenamente con “Gabriel Guía”, el melancólico adolescente protagonista de esta historia, aunque envidiaba que tuviera auto y él no.
Aunque Andrés Ramírez nunca le hizo a su padre comentarios directos respecto a lo que le pareció “La tumba”, las charlas en torno a la literatura y el contexto en que sucedió, eran frecuentes entre ambos. Anécdotas que, afirma debieron ser determinantes en su escritura.
“Siento que ese desencanto y esa confusión que tiene el personaje y esa melancolía, está relacionada con ese periodo. Por un lado, la muerte de mi abuela, su madre y lo que eso ocasionó, al romper un poco el núcleo familiar; y por otro, una sensación de desconcierto, de no un eje, que creo que es lo que está plasmado en el libro”, afirma.
La nueva edición cuenta con varios testimonios recopilados por Dalia Carreño, en los que hablan, por ejemplo, Margarita Bermúdez, esposa del escritor, su comadre y poeta Elsa Cross, su primera esposa Margarita Dalton y sus hermanos Hilda y Alejandro Ramírez. Incluye fotografías inéditas e imágenes de los cuadernos de trabajo de José Agustín, donde se ven los primeros borradores de “La tumba”, que originalmente fue un cuento llamado “El tedio”
De este libro en particular lo que él decía era que estaba muy sorprendido el éxito que había tenido, porque siempre fue el libro que más se leyó
Todos ellos evocan momentos estelares como su incursión en el teatro y la dramaturgia junto a sus hermanos, el modo en que comenzó a interesarse por la música por discos que le regalaba su papá, que viajaba por el mundo como piloto aviador; su viaje de alfabetización a Cuba con apenas 15 años y su experiencia en el taller del escritor Juan José Arreola, quien se convirtió en su principal maestro.
NUNCA QUISO SE SER VOCERO DE UNA GENERACIÓN
En la edición conmemorativa hay un equilibrio entre las opiniones; mientras que la escritora Brenda Navarro afirma que José Agustín creó un estilo identificable que marcó a nuevos escritores y Enrique Serna dice que con él nació la novela juvenil, la crítica literaria Sara Sefchovich, contemporánea suya, dice que este “niño terrible”, es importante en la historia de la literatura por su particularidad, representando sólo a una fracción de aquellos jóvenes mexicanos de los 60.
“Como bien dice Sara, sí es una clase social identificada, la clase media aspiracional de los años 60, que venían de abajo, y que en el caso de la familia de mi padre, sí aspiraban a más. Es ese momento el que retrató, que además es el de la vida en la Ciudad de México.
“Creo que José Agustín no pretendía otra cosa más que narrar la vida de ese personaje, en esa clase social, en ese momento determinado. No estaba buscando hacer otra cosa y en ese sentido ‘La tumba’ es un libro súper logrado.
“Me parece que él nunca se quiso erigir como el vocero una generación, pero le tocó estar en el epicentro de eso, junto con la literatura de Gustavo Sáenz, Vicente Leñero y Parménides García Saldaña”, agrega el editor.
Respecto al consejo que José Agustín daba a los jóvenes que deseaban comenzar a escribir, Ramírez comparte: “Él decía que, por un lado, siempre siguieran sus sueños, que no se dejaran doblegar fácilmente, porque la vida de escritor es muy difícil; y que tampoco fueran autocomplacientes, porque siempre es mucho más importante la labor de corregir, que la de crear.
“Para él, el acto de la corrección era la creación misma, en la que las cosas se afinan y se perfeccionan y, para eso se necesita ser muy objetivo. Es eso lo que más recomendaba. Eso y que leyeran muchísimo. ‘Lee lo más que puedas y por favor, pon ‘Light My Fire’ de los Doors”, finaliza.
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