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Sinaloa en crisis: desaparecidos, violencia y un gobierno que busca reforzar la búsqueda de personas

Sinaloa,
a 9 de diciembre del 2024.- La violencia que azota al estado de Sinaloa ha alcanzado niveles alarmantes, donde las desapariciones se han convertido en una tragedia cotidiana. Según el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas, entre el 9 de septiembre y el 6 de diciembre de este año, se reportaron 338 desapariciones en el estado, mientras que 24 personas desaparecidas fueron encontradas sin vida. Este panorama sombrío coincide con la confrontación entre las facciones de Los Chapitos y La Mayiza tras la supuesta entrega de Ismael "El Mayo" Zambada a las autoridades estadounidenses.

“En Sinaloa, las desapariciones son el pan de cada día. Ya son pocas las familias que no tienen un conocido o un familiar desaparecido”, lamenta Brenda Iturbide, miembro del colectivo de búsqueda Sabuesos Guerreras. Brenda busca a su hijo, desaparecido el 13 de septiembre, y denuncia la falta de apoyo estatal. El colectivo ha solicitado ayuda de organizaciones de otros estados para continuar la búsqueda.

En este contexto, el gobierno estatal, encabezado por Rubén Rocha Moya, lanzó una licitación para adquirir equipo especializado destinado a la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas. Entre los recursos solicitados se encuentran 18 radios de comunicación UHF y tres GPS de mano con tecnología satelital. Estos dispositivos, destinados a rastreo y levantamiento de datos, estarán acompañados de herramientas avanzadas, como un molino de huesos que permitirá extraer ADN en pocos minutos, facilitando la identificación de restos humanos.

El Centro de Resguardo Temporal e Identificación Humana (CERTIDH), inaugurado en agosto con 10 especialistas forenses, también se beneficiará con esta tecnología, aunque los familiares de desaparecidos exigen que estas acciones vayan acompañadas de voluntad política y resultados concretos.

Desde el 9 de septiembre, Culiacán ha sido escenario de bloqueos, enfrentamientos armados, quema de viviendas y desplazamientos forzados. Este estallido de violencia coincide con el reacomodo del Cártel de Sinaloa tras la captura de El Mayo Zambada, quien, según su propia carta, habría sido secuestrado en Culiacán y entregado al FBI por órdenes de Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín "El Chapo" Guzmán.

El saldo hasta ahora es devastador: más de 140 muertes registradas y una población atrapada en el miedo. Toques de queda impuestos por los grupos criminales y ataques contra fuerzas de seguridad agravan la situación.

En octubre, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció una estrategia de vigilancia e inteligencia para Sinaloa, prometiendo reducir la violencia mediante investigación y coordinación. Sin embargo, los resultados han sido limitados. Apenas el miércoles pasado, Sheinbaum instruyó al secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, a coordinar directamente las operaciones en el estado.

A pesar de estos esfuerzos, David Saucedo, experto en seguridad, advierte que la violencia no cederá mientras persista el reacomodo del cártel. “No se resolverá con presencia policial, sino con tiempo, hasta que ambas facciones lleguen a acuerdos internos”, señaló.

La sociedad sinaloense, representada por colectivos de búsqueda y organizaciones civiles, continúa exigiendo justicia y resultados. Aunque el equipo tecnológico representa un avance, las familias insisten en que el verdadero cambio radica en una atención integral: investigaciones eficientes, apoyo psicológico para los afectados y una estrategia contundente contra la impunidad.

Sinaloa vive una de las etapas más oscuras de su historia reciente. Para muchos, la pregunta no es si el gobierno hará algo, sino si lo hará a tiempo para evitar que más familias sumen sus nombres a la lista interminable de desaparecidos.

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