Noticias

Alianza PRI-PRD: el "rescate" electoral en Veracruz y las sombras del pasado

Veracruz,
a 1 de noviembre del 2024.- A medida que se acercan las elecciones municipales de 2025 en Veracruz, la noticia de que el PRI ha decidido impulsar a exmilitantes del PRD como sus candidatos ha generado intensas reacciones y un ambiente de incertidumbre entre los votantes. Este movimiento, fruto de un acuerdo entre Sergio Cadena Martínez, exdirigente del PRD, y las altas dirigencias del PRI, muestra los claroscuros de una política pragmática que no siempre atiende a los principios ni a las demandas de transparencia.

Según Cadena, este acuerdo busca aprovechar el capital político de sus “amigos de izquierda”, quienes se encuentran sin afiliación clara tras la desaparición del PRD en Veracruz. En la práctica, esta alianza nace en una tierra de nadie: los candidatos del PRI serán reforzados por una facción política sin partido que pretende mantener viva la influencia del PRD en el espectro electoral, aunque sin comprometerse a una afiliación formal. Las razones detrás de esta falta de afiliación abren una serie de interrogantes, entre ellas, el compromiso real de este grupo con los ideales que decían representar en su antiguo partido.

Este tipo de alianzas no es nuevo en la política mexicana, pero su ejecución en Veracruz parece ser un tanto cínica. Por un lado, Cadena asegura que este acuerdo hará “una oposición fuerte” al gobierno en turno. Sin embargo, ¿cómo puede sostenerse esta declaración si el movimiento no cuenta con estructura ni fondos propios? Más preocupante aún es el trasfondo de opacidad financiera que rodea a la antigua dirigencia estatal del PRD. Ex trabajadores del partido han denunciado el impago de salarios y liquidaciones, presuntamente debido a una gestión cuestionable de los fondos por parte de la delegada financiera, Alma Arámbula, nombrada por la dirigencia nacional del PRD.

Aquí se expone la desconexión entre las bases y los dirigentes: mientras Cadena y sus aliados negocian candidaturas con el PRI, los trabajadores del PRD enfrentan meses de promesas rotas y salarios impagos. Sergio Cadena responsabiliza a la delegada financiera por el desfalco de 1.5 millones de pesos y acusa que el INE ha manejado la situación con negligencia, apuntando directamente a Ángel Ariel Peralta, actual representante designado para resolver la situación. Esta acusación añade una capa de drama al caso y deja claro que el problema no es solo una cuestión de alianzas electorales, sino de ética y responsabilidad hacia quienes alguna vez sirvieron al partido.

La controversia también se extiende a los recursos del partido, que se seguirán entregando hasta diciembre, lo cual debería haber asegurado el pago de trabajadores y representantes de casilla. A falta de un plan de liquidación claro, Cadena incluso propone la venta de un inmueble del PRD en Xalapa para cubrir los adeudos. Sin embargo, esta solución, aunque desesperada, plantea más preguntas que respuestas: ¿por qué, si se cuenta con recursos, no se ha cubierto aún el pago a los empleados? La situación financiera del PRD estatal parece un nudo de corrupción y burocracia enredado en una narrativa de poder que esconde más de lo que revela.

Para los ciudadanos de Veracruz, la alianza PRI-PRD, lejos de mostrar fuerza política, parece simbolizar una respuesta improvisada y de conveniencia a la inestabilidad de sus partidos tradicionales. ¿Realmente estas candidaturas representan el cambio, o simplemente se trata de viejos jugadores buscando mantener el control? Mientras tanto, los trabajadores afectados y los votantes quedan atrapados en el fuego cruzado de una política de conveniencias y deudas no saldadas.

Este panorama es una señal de alerta sobre los problemas estructurales en la política veracruzana, donde los intereses partidistas parecen imponerse sobre el bienestar de la ciudadanía y la honestidad en la administración de recursos. Las promesas de cambio se vuelven vacías si quienes las hacen no cumplen con su responsabilidad básica hacia sus propios trabajadores. En este contexto, es urgente que los líderes partidistas, ya sea de la mano del PRI, PRD o cualquier otra bandera, prioricen la transparencia y la rendición de cuentas sobre la conveniencia electoral. Porque solo con un compromiso real con sus principios, y no con alianzas de última hora, podrán ganarse de nuevo la confianza de un electorado cada vez más escéptico.

No hay comentarios