Radcliffe: En un mundo dividido, la Iglesia teja redes de amistad e interculturalidad
Ciudad del Vaticano, a 1 de octubre del 2024.- Por un lado, la oscuridad del mundo «desgarrado y dividido». Del otro, la luz del Señor. El padre dominico Timothy Radcliffe se detuvo en esta dicotomÃa esta mañana, 1 de octubre. Como en 2023, el religioso participó en la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del SÃnodo de los Obispos como asistente espiritual. Hoy, segundo dÃa de retiro espiritual para los participantes en la Asamblea, ha pronunciado dos meditaciones.
Reconocer al Señor en el «desconocido de la playa»
En la primera intervención, titulada «Pesca de resurrección» y guiada por el Evangelio de Juan (21,1-14), el padre Radcliffe destacó las dificultades que plantean la «oscuridad de la guerra» y la «crisis de los abusos». En un contexto «post-occidental»en el que el hemisferio occidental del planeta, aunque decadente, sigue controlando el sistema bancario con el telón de fondo del colonialismo y del imperialismo, tratando de «imponer sus valores a los demás» - el «desconocido en la playa» no es reconocido como el Señor, sino que acaba «crucificado por los poderes imperiales de nuestro tiempo», explicó. Las dos primeras meditaciones del padre dominico, pronunciadas esta mañana en el Aula Nueva del SÃnodo, durante el retiro espiritual de los participantes en la Asamblea.
Interculturalidad para «trabajar en red»
¿Cuál es, pues, el reto de la Iglesia y del SÃnodo ante todo esto? La respuesta del padre Radcliffe destacó la importancia de la «interculturalidad», es decir, del «trabajo en red», dejando espacio entre una cultura y otra, para que no se devoren mutuamente «como está ocurriendo con la globalización del consumismo». «Debemos respetar las diferencias culturales», reiteró el padre dominico, “la red está intacta porque cada cultura está abierta a su manera a la verdad”.
Los trabajos del SÃnodo no son negociaciones ni compromisos
Esta actitud se refleja también en los trabajos del SÃnodo: no son «una pérdida de tiempo y de dinero», como algunos temen, y no tienen como objetivo «negociar compromisos o arremeter contra los adversarios», sino que -señaló el padre Radcliffe- tienen como objetivo hacer entender a unos y a otros «el significado de la palabra “amor”», ya que todos somos «discÃpulos amados» del Señor. «En primer lugar -concluyó el religioso- reconozcamos que nos necesitamos mutuamente si queremos ser católicos», porque «para ser completos, todos necesitamos de los demás». Sólo asà se puede crear una «red» unida por la amistad y la alegrÃa compartida, una «red» que genere esperanza.
Confiar los unos en los otros, a pesar de los fracasos
En la segunda meditación -titulada «Resurrección - Desayuno» e inspirada en el versÃculo evangélico de Juan 21, 15-25- el dominico profundizó en el tema de la confianza. Partiendo de la figura de Pedro, a quien Jesús «confió el rebaño» a pesar de haberlo negado tres veces, demostrando ser «indigno de confianza», el padre Radcliffe extrajo de ella «una lección de la mayor importancia» para el SÃnodo, a saber, «confiar los unos en los otros, a pesar de algunos fracasos». Como ejemplo, el clérigo dominico citó la crisis de los abusos y las quejas de obispos de todo el mundo por la Declaración Fiducia supplicans del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, sobre el significado pastoral de las bendiciones. «Pero la Iglesia -dijo- sólo llegará a ser una comunidad digna de confianza si nos arriesgamos, como el Señor, a confiar los unos en los otros, aunque estemos heridos». «Todo se basa en la confianza en Dios que confÃa en nosotros», reiteró además. «Confiamos en que, con la gracia de Dios, este SÃnodo dará frutos, aunque no podamos anticipar cuáles serán y quizá no sean los que deseamos».
Ser verdaderos pastores del rebaño del Señor
Hay también una crisis de confianza a nivel mundial, prosiguió el clérigo: entre los polÃticos de los distintos partidos y entre ellos y los ciudadanos; entre los jóvenes que empiezan a no creer ya en la democracia y en el mundo de la comunicación, donde las fake news y la manipulación mediática «nos impiden confiar en la verdad». Sin embargo, es precisamente en este complejo escenario donde todos los bautizados están llamados a ser «pastores»: padres, profesores, lÃderes laicos, cada uno tiene la responsabilidad de guiar «los pequeños rebaños» de la familia, la escuela, el barrio.
Evitar la sospecha, la resistencia y el elitismo clerical
Todos nosotros -enfatizó Radcliffe- tenemos la extraordinaria responsabilidad de cuidar de las ovejas del Señor», especialmente los pastores ordenados, cuya tarea es guiar al rebaño «fuera del estrecho e introvertido redil eclesiástico y hacia los amplios espacios del mundo». Sigue siendo fundamental el principio del sacerdocio entendido como «ministerio de la amistad divina», es decir, amistad con Dios, con los laicos, con los marginados, con los hermanos, explicó el padre Radcliffe. Un sacerdocio capaz de permanecer lejos de la sospecha y de la resistencia al camino sinodal, de estar libre del «elitismo clerical» que es «falta de humildad y negación de la identidad sacerdotal».
No al pecado de hipocresÃa
Por eso, prosiguió, un sacerdote no puede ni debe pecar de hipocresÃa: porque «la falta de transparencia corrompe el corazón mismo de la identidad sacerdotal» y «el pueblo de Dios está dispuesto a perdonarlo todo, excepto la hipocresÃa». De ahà la invitación final del monje dominico a la Asamblea para que todos, con la autoridad del «pecador arrepentido» como Pedro, puedan «discernir la autoridad del otro y someterse a ella».
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