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Vendedores de Frutas en Misantla Enfrenta Dificultades por el Calor Extremo

Misantla, Ver.,
a 18 de junio del 2024.- Everardo Sandoval Ruano, un  vendedor de frutas de 68 años en la región de Misantla, está atravesando una temporada particularmente difícil. El calor abrasador ha afectado drásticamente la venta de frutas como zapote mamey, aguacates, paguas o chininas, plátanos y naranjas.

"La venta está un poco baja, está muy baja, casi no, por lo mismo de que hace mucho calor y la gente no sale casi tampoco", comenta Everardo. A pesar de las adversidades, sigue trabajando incansablemente para sobrevivir en el mercado, vendiendo el kilo de mamey a 30 pesos y asegurando a sus clientes que cambiará cualquier pieza defectuosa, "si algún mamey le sale a mi cliente defectuoso, malo, viene y yo se lo cambio".

El calor extremo no solo ha disminuido las ventas, sino también ha afectado la producción. "El mamey, ese es cálido, pero ahorita se pasó mucho el calor. Este año hubo algo, no como otras veces que hay bastantísimo, pero más o menos hubo regular", señala Everardo. Además, la tala indiscriminada de árboles está afectando gravemente la producción local. "Por lo regular todos los árboles los están talando, por ejemplo, la pagua, vas al monte y ya no encuentras árboles de pagua, los hacen para tablas, para cercas, para siembra".

La delicada pagua ha sufrido bajo el sol abrasador, "la pagua es muy delicada, el sol la perjudica mucho, está muy quemada de sol, no va a haber muy buena pagua este año, además, no creció, se quedaron muy pequeñas las frutas". Lo mismo ha ocurrido con el aguacate, que el calor y la falta de lluvias han dejado en una situación precaria, "no va a haber buena cosecha este año de aguacate por lo mismo de que las aguas se atrasaron, de que no ha llovido".

Everardo y otros pequeños vendedores necesitan apoyo gubernamental, pero hasta ahora no lo han recibido. "A nosotros nunca nos han apoyado en la fruta que hay que vender. Siempre, por ejemplo, yo cuando quiero trabajar mis rutas, me pongo a trabajar y como que tengo cuidado, guardo unos centavitos, y empiezo a comprar árboles con tiempo, pero ahorita el del árbol ya te pide muy caro".

Los costos de producción son altos y los márgenes de ganancia, bajos. "Hay que pagar cortador, hay que pagar ayudante, hay que pagar sacada del monte y hay que pagar transporte para la casa, nos vienen quedando unos cinco o seis pesos por kilo", detalla Everardo. Además, la competencia con otros vendedores que no ofrecen garantías de calidad añade otra capa de dificultad.

A pesar de estos desafíos, Everardo sigue adelante, cuidando de sus clientes y asegurándose de ofrecer productos de la mejor calidad posible. "Yo cuido a mi cliente porque mi cliente me sigue comprando, yo sigo de ahí trabajando".

La situación de los vendedores locales es un recordatorio de las dificultades que enfrentan quienes dependen de la agricultura y las ventas directas para subsistir, especialmente en tiempos de condiciones climáticas extremas. La esperanza y el trabajo duro siguen siendo los pilares que sostienen a Everardo y a muchos otros en su comunidad. "No nos queda más que aceptar la santísima voluntad de Dios y todo está bien, gracias a Dios", concluye Everardo, agradeciendo a sus clientes y pidiendo bendiciones para todos.

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