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El Fandi y Perera triunfan en León con una inválida y aburrida corrida de Zalduendo

Por Diego Pérez Cillero / León Noticias
España, a 22 de junio del 2024.- Hace 37 años el pacto cívico (conformado por CDS, PSOE y PP) que gobernaba León había decidido tirar abajo la plaza de toros capitalina por el mal estado en el que se encontraba tras cuatro años sin festejos taurinos. La figura de Felipe Zapico, uno de los toreros que ha dado León, fue fundamental para evitar la demolición del coso. Cuatro décadas después y pasados 75 años de su presentación en los ruedos, Zapico se alza como la imagen central alrededor de la cual gira y homenajea la feria, razón por la que saludó en el tercio antes del abreplaza.

La corrida de Zalduendo salió mala: descastada, sin raza ni fuerza ni recorrido ni clase, además de estar mal presentada. Tan solo el tercero permitió algo de lucimiento. Alcanzó tal nivel de aburrimiento que el personal empezó a abandonar la plaza después del quinto, eso sí, después de regalar la puerta grande a El Fandi. A pesar de todo y sin ningún fundamento, la corrida fue aplaudida al completo en el arrastre.

Para no faltar a la tradición, el paseíllo rompió con 9 minutos de retraso con el fin de que los más rezagados consiguiesen comprar entradas a tiempo. Entre la música de las peñas y los pitos salían El Fandi, Sebastián Castella y Miguel Ángel Perera, de canela y oro, grana y oro nazareno y oro y respectivamente.

Continúa el idilio

Se volvían a encontrar de nuevo El Fandi, Zalduendo y León, recordando así el único indulto realizado en esta plaza en el año 2005. El granadino anduvo esta vez inspirado y variado con el capote en su primero, al que banderilleó fiel a su peculiar estilo. En la muleta, llevada siempre a media altura para tapar defectos, el toro siguió haciendo lo que siempre hizo: escasear de fuerza, raza y casta. Oreja tras media estocada en el sitio para un Fandi superior a su oponente en todo momento.

Su segundo fue otro inválido y pésimamente «picado» (un picotazo caído en toda regla), al que también se lanzó en banderillas, más conseguidas en esta ocasión. De nuevo la disposición del torero ocultó los grandes defectos del toro, al que no le ayudó el inicio de rodillas. Pases por allí y por allá, sin ton ni son, que acabaron aburriendo. Manoletinas para abrochar y estocada delantera y caída. Dos orejas de plaza portátil, explicadas solamente por el cariño de León a El Fandi: las rebajas llegaron también al palco presidencial de El Parque.

Poso y firmeza de Castella

Por segundo, el primero de Sebastián Castella, el presidente coló el más inválido de todos, sin fuerzas que desde el caballo tuvo la lengua fuera. El francés tiró de técnica para acariciar las desiguales y descompuestas embestidas del 'zalduendo', que a pesar de todo consiguió templar con poso y naturalidad cuando se lo permitía. Estocada algo tendida, aplausos al torero e incomprensibles palmas para el toro en el arrastre.

Su segundo, cuarto de la tarde, fue el peor presentado de todos. Le recetó un buen quite por tafalleras, caleserinas y chicuelinas y ahí se quedó la cosa. En la muleta estuvo correcto ante un noblón y soso astado que iba cada vez a peor. Estocada ligeramente caída y oreja.

Perera, poderoso y decente

Hizo tercero para Perera un toro bizco del izquierdo, impresentable para una plaza de segunda categoría que, además, fue picado de aquella manera en terrenos donde no corresponde. En la muleta el toro respondía si se le dejaba la muleta puesta en la cara y el extremeño lo hizo, demostrando su tremendo poder llevando al toro largo y muy bajo por ambos pitones. A pesar de la firmeza, limpieza y madurez de la faena, el público solo alabó los pases tremendistas. Dos orejas tras estocada.

Para el sexto uno tenía que poner de su parte para atender, porque entre la falta de todo que acusaba el toro y sus cinco infumables hermanos previos no era nada fácil estar pendiente. Consecuencia de ello que la plaza empezase a desvariar con temas y cánticos ajenos a lo taurino. Tuvo Perera que tirar de tremendismo para meter al público en la faena, aunque su oponente se apagó en la segunda tanda (si es que llegó a estar encendido en algún momento). Estocada y descabello. Oreja regalada, para variar.

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