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“Sintonicemos nuestro corazón con el Corazón de Cristo”: El llamado especial de un obispo por Semana Santa

Por Nicolás de Cárdenas / ACI Prensa
Ciudad del Vaticano, a 23 de marzo del 2024.- “Entremos en la Semana Santa por dentro, sintonicemos nuestro corazón con el Corazón de Cristo, dejemos que entre en nuestras vidas”, anima el Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández en su última carta semanal con motivo de la Semana Santa 2024.

Asimismo, el prelado invita a que “arrepentidos hagamos una buena confesión de nuestros pecados para alcanzar el perdón, Y vivamos la alegría de ser cristianos, renovando la esperanza de llegar a la plenitud, a la santidad”.

En el desarrollo de la misiva, el Obispo de Córdoba invita a pasar de los preparativos externos para las procesiones y los actos litúrgicos tanto en las calles como en las iglesias, para ir “ lo interior del corazón” a lo largo de la Semana Santa.

Así, llama a descubrir la “profunda lección de humildad” del Domingo de Ramos, cuando Jesús “no entra en la ciudad santa a lomos de grandes caballos para conquistarla por la fuerza, sino a lomos de una borriquita para conquistarnos por el amor”.

De cara al Martes Santo, el prelado pide a los fieles fijarse en la consagración de santo crisma “que repartirá el Espíritu Santo para ungir a toda la diócesis a lo largo del año en el bautismo, la confirmación, la ordenación sacerdotal y la consagración de los altares y objetos sagrados”.

El Jueves Santo, Mons. Fernández pone el foco en la celebración de la institución de la Eucaristía “de la que vivimos todo el año” y a la que se suman “el mandato del amor fraterno, representado en el lavatorio de los pies” y “la adoración eucarística en el Monumento”.

El Viernes Santo, día de ayuno y abstinencia, “volvemos contemplar el amor más grande que se oculta en este corazón traspasado por nuestros pecados, y del que brota abundante la misericordia y el perdón para todos”.

En ese día, subraya Mons. Fernández, “sentimos la vergüenza de haberle llevado entre todos al patíbulo y sentimos un amor más grande que todos los padecimientos sufridos” de manera que “queremos sufrir con Cristo sufriente”.

El Sábado Santo es un día “de silencio junto al sepulcro” en el que María “concentra toda la esperanza de la humanidad, porque la muerte no es la última parada”.

Por último, el Domingo de Resurrección, recuerda el prelado, “celebramos la victoria sobre la muerte, el pecado y sobre Satanás” y Cristo inaugura “una vida nueva más allá de la muerte y nos hace partícipes de su victoria”.

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