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Maltrato animal no puede reducirse

Por Juan Carlos Jiménez B. 
Tlapacoyan, Ver., a 22 de septiembre del 2020.- En la actualidad vivimos, de manera constante, en un clima de inseguridad e incertidumbre y la violencia se expresa de formas relacionadas entre sí, debido a que diariamente nos vemos sacudidos por hechos dramáticos que nos preocupan y conmueven.

El maltrato animal es, a la vez, un factor que predispone a la violencia social y, al mismo tiempo, una consecuencia de la misma, y forma parte de la cascada de la violencia que nos va alcanzando a todos como individuos y como sociedad.

La violencia es un acto intencional que puede ser único o recurrente y cíclico, dirigido a dominar, controlar, agredir o lastimar a otros y casi siempre es ejercida por las personas de mayor jerarquía, es decir, las que tienen el poder en una relación, pero también se puede ejercer sobre objetos, animales o contra sí mismo.

La violencia inhibe el desarrollo de las personas y puede causar daños irreversibles, adopta diferentes formas de expresión que pueden variar desde una ofensa verbal hasta el homicidio.

La crueldad es “una respuesta emocional de indiferencia o la obtención de placer en el sufrimiento o dolor de otros, o la acción que innecesariamente causa tal sufrimiento; ha sido considerada un disturbio sicológico”.

“La crueldad de los niños, que incluye a los animales, es un signo clínico relacionado a desórdenes antisociales y de conducta”, la cual no puede ser sancionada por la autoridad debido a que no se presentan las denuncias por la agresión a los animales.

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