Una niña es asesinada por su hermano y un amigo en el norte de México
El
crimen ocurrió en una pequeña localidad del norteño Estado de Chihuahua, donde
los menores de 12 y 14 años de edad colgaron a la niña de un árbol
Por
Zorayda Gallegos.
Chihuahua,
a 7 de agosto de 2016.- Paola, una niña de 10 años, fue asesinada por su
hermano de 12 años y otro menor de 14 en Namiquipa, una pequeña localidad del norteño
Estado de Chihuahua.
Los menores le amarraron un cable en el cuello y la
colgaron de un árbol porque les había destruido una “casita”, según relata, un
periódico local de la entidad.
El incidente ocurrió la tarde del pasado viernes
en el patio de una pequeña vivienda donde la pequeña vivía con sus padres y sus
hermanos.
Según contaron los dos menores de edad a la Policía municipal todo se
trataba de un juego, pero al bajar a la niña del árbol ya no reaccionaba.
Paola
fue sepultada el fin de semana en el panteón municipal rodeada de sus vecinos y
algunos familiares.
La
niña vivía en El Terreno, una comunidad rural del municipio de Namiquipa (20.300
habitantes) donde la gente se dedica a la agricultura y la ganadería. Sus
padres, jornaleros indígenas, trabajaban todo el día en una huerta de manzanas.
Según relató un vecino a un periódico local, los menores estaban siempre solos
y se les veía jugar frente a su casa o a las orillas de un río sin supervisión
de algún adulto.
Antonio,
el hermano de Paola, es inimputable del delito de homicidio por su
minoría de edad, informó la Fiscalía local. Esto significa que no será
detenido ni declarará sobre los hechos, pero tendrá que recibir atención
terapéutica, El otro adolescente fue trasladado al Centro de Readaptación
Social de Menores Infractores. La pena máxima que podría alcanzar sería
una condena de tres años de prisión, según el nuevo Código de justicia penal
para adolescentes.
El
padre de los menores contó que su hijo era muy rebelde y que han decidido
internarlo en un Centro de Rehabilitación para que reflexione sobre lo que
hizo. Otro de los hermanos de la niña dijo que Antonio y su amigo consumían
marihuana y era muy probable que estuvieran drogados. “Cuando llegué mi hermano
tenía los ojos bien rojos”, comentó.
El
crimen de Paola no es el primer caso donde los agresores y las víctimas son
niños. El asesinato de Christopher ocurrido en Chihuahua hace más de
un año conmocionó a los mexicanos. El 14 de mayo de 2015, tres primos y dos
amigos -de 12 a 15 años de edad- invitaron al niño a jugar al secuestro. El
Negrito, como lo apodaban, terminó muerto tras una larga tortura. Sus amigos lo
amordazaron, lo acuchillaron y lo enterraron en un hoyo.
Christopher
vivía en una colonia popular, cerca de la prisión de Chihuahua. El día que
ocurrió el homicidio, El Negrito caminaba por las calles de su colonia y se
encontró con Valeria que llevaba arrastrando a un perro moribundo que jalaba de
una cadena. La niña le pidió que la acompañara a un barranco a tirar al animal.
En el camino encontraron a los hermanos de la niña y al resto de los amigos.
Cuando llegaron al terreno baldío, mataron al perro y luego a su amiguito. “Ese
día en el arroyo jugábamos a ser sicarios cuando a Irving se le vino a la mente
secuestrar a El Negrito… le tapamos la cara con el hule de un paraguas que
estaba en el arroyo. Irving le dijo que callara, como no se callaba le puso un
plástico en la boca y un palo en el cuello…”, relató uno de los niños en
declaraciones que dio a conocer el diario El Universal, quien tuvo acceso al
expediente judicial.
En
México cada año 4.500 menores de edad son privados de su libertad. Un
diagnóstico difundido hace unos meses por Unicef y las autoridades mexicanas,
revela que la política de reinserción social para los adolescentes está
fallando en el país. La situación es calificada como preocupante porque lo
que se halla en juego es la posibilidad de dotar a los jóvenes de herramientas
que les permitan reincorporarse de manera sana y productiva a la sociedad. De
no lograrse, se arraigarán a una carrera delictiva.
Fuente
el pais




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