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El limosnero de El Vaticano.

Por Valentina Alazraki
CIUDAD DEL VATICANO, Vaticano, nov.- Al Papa Francisco le encantaría salir del Vaticano para hacer lo que hacía cuando era arzobispo de Buenos Aires, es decir, visitar las periferias, a las familias necesitadas, a los ancianos en asilos u hospitales y sobre todo a las personas que no tienen un hogar y viven en la calle.

Consciente de que ya no puede hacerlo, nombró al padre polaco Konrad Krajewski, quien fuera ceremoniero de Juan Pablo II y Benedicto XVI, como su limosnero, es decir, el hombre encargado de la caridad del Papa.

Al nombrarlo, le dijo que puesto que él sí puede salir del Vaticano, tendría que ser su extensión para llevar su solidaridad a las personas que viven situaciones difíciles. A partir de ese día, el padre Konrad empezó a recorrer la ciudad de Roma con un pequeño coche, de día y de noche. Lleva las ofertas del Papa a los que más lo necesitan, visita hogares para ancianos, hospitales, cárceles y se para siempre con los pordioseros que viven y duermen en la calle.

El Papa Francisco y el padre  Konrad, en plena sintonía, han tomado tres decisiones concretas para ayudar a las personas en dificultad.

La primera iniciativa ha sido decidir que las bendiciones papales en pergamino, que se solicitan en ocasión de matrimonios, primeras comuniones, bautismos,  aniversarios u otros eventos como, por ejemplo, la consagración de una nueva iglesia, ya no puedan ser vendidas en las tiendas de objetos religiosos. A partir de enero las bendiciones papales sólo podrán ser compradas en la Limosnería Pontificia, es decir, la oficina que se encarga de la caridad del Papa.

El padre Krajewski explicó que por voluntad del Papa se vuelve a los orígenes cuando todo lo que se recaudaba de las bendiciones estaba destinado a obras de beneficencia.

La segunda iniciativa es la que más ha llamado la atención. El Papa ha decidido que en los baños que se encuentran al lado de la columnata de la derecha de la plaza de San Pedro, muy cerca de la oficina de correos del Vaticano, se realizarán unas regaderas para que los pordioseros que duermen en los alrededores del Vaticano puedan bañarse y cambiarse.

La idea se la dio al padre Konrad, un pordiosero italiano vive en la calle desde hace 10 años. Una noche, por ser su 50 cumpleaños, lo invitó a cenar a un restaurante chino. Le comentó que en Roma no es tan difícil encontrar algo de comer, pero sí es muy complicado encontrar un lugar para bañarse.

La iniciativa ha sido muy bien acogida, sobre todo por un grupo de pordioseros polacos e italianos que duermen frente a la Sala de Prensa de la Santa Sede.

Kristoff, un polaco que llegó a Roma en 1987 y que siempre ha dormido en la calle, comentó que "es imposible buscar trabajo cuando uno está sucio y apestoso, porque nadie quiere hablar contigo".

Un pordiosero italiano, que lo ha perdido todo, familia y trabajo, comentó que era hora que alguien se moviera para ayudarlos, sin que ellos pidieran nada, porque " pedir -dijo- es humillante".

La tercera iniciativa es una rifa que se realizará el próximo 8 de enero. Se rifarán los regalos que el Papa Francisco ha recibido en el último año, entre otros, un coche, unas bicicletas, un aparato de video, plumas, marcos  de plata, portafolios y relojes. Para participar en la lotería papal hay que comprar un boleto de 10 euros en las oficinas del Vaticano, abiertas al público como las del Governatorato, donde se venden monedas y sellos, la farmacia, la oficina de correo y los Museos Vaticanos.

De esta manera,  todos pueden ayudar al Papa Francisco en sus obras de beneficencia.

Fuente: televisa

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