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Marcelino García Barragán, el revolucionario que comandó la Matanza de Tlatelolco

México,
a 30 de septiembre del 2022.- El general Marcelino García Barragán fue uno de los protagonistas de la Revolución Mexicana y comandó a los militares en la Matanza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968.

Marcelino García Barragán nació el 2 de junio de 1895, en Cuautitlán, Jalisco (en la actualidad, Cuautitlán de García Barragán, en honor al propio general Barragán); sus padres fueron Luis García y Virginia Barragán.

A los 18 años se trasladó a Guadalajara a estudiar inglés, donde, en febrero 1913, se enteró del asesinato del presidente Francisco I. Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez, así como del nombramiento del general de división Victoriano Huerta como presidente de la República. El nombramiento de Huerta dividió a las cúpulas políticas afines a Francisco I. Madero y pronto desconocieron el gobierno huertista.

En ese ambiente revolucionario, Guadalajara fue uno de los muchos escenarios donde la oposición cobró auge y Marcelino García Barragán pronto viajó al norte de México para unirse a las tropas que lucharon por la restitución del orden constitucional. El 15 de mayo de 1913 se incorporó a la Brigada “Benito Juárez”, dependiente de la División del Norte, donde le confirieron el grado de subteniente.

Participó en los combates de ciudad Lerdo y Gómez Palacio, en Durango; y en el sitio y toma de Torreón, San Pedro de las Colonias, Paredón y Saltillo, en Coahuila.

Estas acciones permitieron que la División del Norte se abasteciera para la toma de Zacatecas, en la cual las fuerzas huertistas perdieron su presencia en el centro norte del país y reflejó un duro golpe al gobierno. De esta manera, la vida militar de Marcelino se acrecentó en experiencia y capacidad, sin perder los ideales de la Revolución.

La disolución del Ejército Federal se llevó a cabo en agosto de 1914, con la firma de los Tratados de Teoloyucan; en ese mismo año, Victoriano Huerta abandonó el país y el Ejército Constitucionalista entró triunfante a la Ciudad de México. Todo parecía indicar que los ideales de democracia finalmente se implantarían en México, pero las continuas discrepancias entre los diversos grupos revolucionarios, y la débil unión entre sus intereses y aspiraciones, llevaron nuevamente a la confrontación armada y las asperezas no llegaron a un arreglo en la Soberana Convención de Aguascalientes, que terminó por separar a los revolucionarios, en dos facciones identificadas: convencionistas y constitucionalistas.

Marcelino permaneció en las filas de la Convención y participó en varios combates al norte de México a principios de 1915.

Por sus méritos en la campaña, Marcelino fue ascendido a teniente el 10 de septiembre de 1915, grado concedido por disposición del general Álvaro Obregón. El motivo fue su participación en la toma de la ciudad de Aguascalientes del 12 de julio, y posteriormente la de Saltillo, Coahuila, en septiembre de ese mismo año. En noviembre de 1915, dejó el 24/o Batallón y causó alta en el 33/o Batallón de Sonora, el cual posteriormente tomó la denominación de 33/o Batallón.

La participación de Marcelino en las fuerzas de Venustiano Carranza fue favorable y los asensos no se hicieron esperar y ante el aumento de las actividades de los villistas en Chihuahua, las oportunidades de demostrar el mérito fueron palpables en cada batalla; el 14 de octubre de 1917, el presidente Carranza le otorgó el grado de capitán 2/o de Infantería, por la eficaz defensa de la ciudad de Chihuahua, ante el asedio de los villistas.


Marcelino participó, entre julio de 1918 y marzo de 1919, en los combates de Arcelia, Guerrero, Teremedo, Penjamillo, Charo y Chucandiro, en Michoacán. En esta campaña, sus méritos no pasaron desapercibidos y fue ascendido a capitán primero de Infantería, el 1 de junio de 1918.

En 1920, el espectro de la reelección se ceñía sobre las elecciones. Venustiano Carranza pretendía la reelección a la Presidencia, lo que llevó a un grave conflicto con varias legislaturas estatales. En ese mismo año, Marcelino desconoció al gobierno de Carranza y se sumó al movimiento del Plan de Agua Prieta, encabezado por Adolfo de la Huerta; la adhesión fructificó en el ascenso a mayor de Infantería, el 10 de junio de 1920.

Una vez que se restableció el orden, una de las medidas del nuevo gobierno revolucionario, fue profesionalizar a los oficiales y jefes revolucionarios; el medio fue el estudio, y de esa manera, del 1 de enero de 1921 al 10 de diciembre de 1923, Marcelino realizó sus estudios en el Colegio Militar. Al egresar fue enviado al 16/o Batallón de Línea y el 3 de febrero de ese año fue ascendido a teniente coronel de Infantería y reclasificado a teniente coronel de Caballería esa misma fecha.

En el referido Batallón, prestando sus servicios en diciembre de 1924, Adolfo de la Huerta se sublevó en contra del gobierno de Álvaro Obregón. La campaña que se desarrolló para terminar con los rebeldes, fue rápida y contó con numerosos apoyos de agraristas, y las tropas leales al gobierno fueron reconocidas en su lealtad al Estado.

De esta manera, Marcelino participó en el escenario de combate en los estados de Guanajuato y Chiapas, restablecida la calma, el 1 de septiembre de 1925 causó alta en el 3/er Regimiento de Caballería y el 1 de julio de 1926 fue designado como ayudante general en el Colegio Militar. El desempeño en el centro educativo, fue premiado con el ascenso a coronel de Caballería el 21 de diciembre de 1926; el 11 de agosto de 1927 fue elegido director de la Escuela de Caballería y nuevamente, el 21 de octubre de 1927, asumió la responsabilidad de ayudante general.

A partir de 1926, la situación religiosa en México se tornó difícil, por las políticas laicas del Estado mexicano, al grado de que la Iglesia mexicana declaró el cierre del culto e inició el alzamiento armado denominado guerra cristera. Hacia 1927, los hechos de armas se extendían por los estados de centro del país y se requerían cada vez más tropas para contener su avance. En ese entorno, el 16 de diciembre de 1928, Marcelino causó baja del Colegio Militar y fue designado comandante del décimo primer Regimiento de Caballería, con el que tomó parte en numerosos combates en el estado de Jalisco.

Una vez que terminó el conflicto religioso y el espectro de la rebelión en México se perdía en el horizonte, el 1 de enero de 1930 Marcelino se desempeñó como comandante del cuadragésimo segundo Regimiento de Caballería, unidad que posteriormente tomó la denominación de Décimo Quinto Regimiento del Arma. El ascenso a general brigadier lo recibió el 16 de julio de 1937. El 16 de enero de 1941 fue nombrado director del Colegio Militar, cargo que desempeñó hasta el 5 de junio de 1942. Posteriormente, solicitó licencia, la cual le fue concedida por seis meses, para dedicarse a la campaña electoral para la gubernatura del estado de Jalisco, cargo para el que resultó electo y ocupó del 1 de marzo de 1943 al 25 de febrero de 1947. En este periodo obtuvo el grado de general de brigada, el 20 de noviembre de 1946. Al término de su gobierno, Marcelino se reincorporó al Ejército, quedando a disposición de la Dirección General de Personal del 26 de febrero al 31 de marzo de 1947.

En 1951, en plena efervescencia política, se postularon como candidatos presidenciales el general Miguel Henríquez Guzmán, por la Federación de Partidos del Pueblo (FPP) y el licenciado Adolfo Ruiz Cortines, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), por lo que Marcelino apoyó al general Henríquez.

El triunfo favoreció a Ruiz Cortines. Ante el descontento de las elecciones, el FPP inició los preparativos para un levantamiento armado que nunca se realizó. Terminada esta etapa, Marcelino se reincorporó al Ejército y se retiró de la vida pública. El 16 de octubre de 1955 quedó agregado al Estado Mayor Presidencial y el 1 de febrero de 1960, recibió el mando de la décima séptima Zona Militar. El 20 de noviembre de 1960 fue ascendido a general de división. Del 1 de octubre de 1961 al 30 de noviembre de 1964, fungió como comandante de la Vigésima Segunda Zona Militar, en Toluca, Estado de México, separándose del cargo, al serle encomendada la responsabilidad de ejercer la titularidad de la Secretaría de la Defensa Nacional, por el presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz.

Es por este cargo que más trascendencia tuvo el general Marcelino García Barragán en su vida política y militar, sobre todo por el actuar de las fuerzas armadas bajo su mando durante el Movimiento Estudiantil de 1968 y particularmente en la Matanza de Tlatelolco el 2 de octubre.

El 3 de octubre, el general Marcelino ofreció una conferencia de prensa, en la que justificó la intervención del Ejército: “Se ordenó un dispositivo para evitar que los estudiantes fueran del mitin de Tlatelolco al Casco de Santo Tomás, el Ejército intervino en Tlatelolco a petición de la policía y para sofocar un tiroteo entre dos grupos de estudiantes”, agregó “el comandante responsable soy yo. No se decretará el estado de sitio. México es un país donde la libertad impera y seguirá imperando”.

García Barragán amenazó con actuar con la misma energía si “aparecían más brotes de agitación”.

Según informes oficiales, las cifras de civiles fallecidos y heridos en Tlatelolco, registradas hasta hoy, son 30 muertos y 70 heridos; 53 de ellos heridos graves. También se notifica que en el Campo Militar Número Uno estuvieron detenidas 1500 personas.

El Senado de la República, en un documento oficial firmado por 30 legisladores de la Gran Comisión, “justifica plenamente” la intervención de la fuerza pública el 2 de octubre de 1968.

Tras este lamentable hecho, Marcelino García Barragán se retiró del Ejército mexicano y de toda actividad política, hasta su muerte el 3 de septiembre de 1979 en Guadalajara, Jalisco.

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