Obispos y empresarios nicaragüenses aumentan la presión sobre Ortega
La
Iglesia emplaza al mandatario a permitir el ingreso de una misión de la CIDH
para esclarecer la violencia que ha dejado 49 muertos en el país
Por
Carlos Salinas/el país
Managua,
Nicaragua, a 12 de mayo del 2018.- La Conferencia Episcopal de Nicaragua y
las principales cúpulas empresariales del país aumentaron este viernes la
presión sobre el presidente, Daniel Ortega, para negociar una salida a la
profunda crisis política que sacude el país centroamericano y que ya ha dejado
casi medio centenar de muertos.
En un duro pronunciamiento, los obispos
emplazaron al mandatario a que permita “en el menor tiempo posible” el ingreso
de una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para
que investigue los hechos violentos de abril, cuando Ortega desató una cruenta
represión contra los manifestantes que se oponían a una reforma a la Seguridad
Social. La Iglesia nicaragüense también pide al gobernante “suprimir los
cuerpos paramilitares y fuerzas de choque” y cesar de inmediato la represión.
Los obispos pusieron como límite el mediodía del lunes para que el mandatario
—acosado por masivas protestas en las calles— acepte sentarse a una mesa de
diálogo. El Gobierno de Nicaragua respondió al caer la noche del viernes. La
primera dama y vicepresidenta Rosario Murillo compareció en cadena pública
de televisión para leer una carta del presidente Ortega —que lleva sin aparecer
en público desde el 30 de abril— en la que afirmaba que “estaba de acuerdo en
los puntos planteados” por los obispos y “acogía” las propuestas de la Iglesia,
además de estar dispuesto a sentarse a dialogar “lo más pronto posible”. Sin
embargo, no daba garantía del cumplimiento de los requerimientos de la Iglesia.
Nicaragua
era este viernes un país bajo fuerte tensión. Varias vías de acceso a Managua,
la capital, estaban bloqueadas por barricadas levantadas por ciudadanos que
exigen el fin del régimen de Ortega. También se registraban cierres de
carreteras en las zonas productivas del sur y el centro, una importante región
ganadera. Los empresarios valoraron en más de 100 millones de dólares las
pérdidas generadas por la crisis. El país cumplió ya 23 días de violencia. El
número de fallecidos subió a 49 después de que colectivos armados del Frente
Sandinista atacaran la madrugada del viernes a los estudiantes
atrincherados en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua y
la Universidad Politécnica. Los ataques dejaron tres muertos y al menos 16
heridos.
La
tensión generada por una noche de terror hizo que los empresarios, estudiantes
y representantes de organizaciones civiles se unieran para presionar a Ortega.
En un comunicado común hecho público este viernes dijeron estar listos para
participar en el llamado diálogo nacional. “El diálogo es la única alternativa,
la única opción que tenemos en este momento”, dijo Juan Sebastián Chamorro,
director ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo
Económico y Social (Funides), quien ha sido invitado para participar, por el
sector privado, en una futura negociación con el Gobierno.
Una
hora después de que empresarios, estudiantes y los representantes de la
sociedad civil emitieran su comunicado, los obispos hicieron pública su
posición, la más fuerte desde el inicio de la crisis. Con un lenguaje sumamente
cuidadoso, en el que evitaron palabras como “exigencias” o “condiciones”, los
obispos dijeron que “seria visto como un gesto positivo” del Gobierno que se
“den pasos concretos” a requerimientos que permitan sentarse en una mesa de
diálogo.
Entre
esos requisitos está “suprimir los cuerpos paramilitares, fuerzas de choque que
intimidan, coaccionan y agraden a los ciudadanos”, así como no usar a la
Policía Nacional “para ningún tipo de acción represiva”. También “detener de
inmediato y de modo absoluto todo tipo de represión frente a grupos civiles que
protestan pacíficamente” y asegurar “la integridad física de los estudiantes
universitarios”, actores importantes de las manifestaciones que han puesto
contra las cuerdas al mandatario nicaragüense.
Además,
la Iglesia pide que se “respete la dignidad y libertad de las personas”,
incluidos los empleados públicos, “no obligándolos a asistir a eventos
partidarios”. El Gobierno ha exigido a todos los trabajadores del Estado a
mostrar lealtad al régimen participando en marchas donde se gritan loas a
Ortega, bajo la amenaza de echarlos de sus puestos.
Uno
de los puntos más importantes del comunicado de la Iglesia es el de permitir
“en el menor tiempo posible” el ingreso al país de una misión de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados
Americanos (OEA), para investigar y aclarar las muertes y “desapariciones de
nicaragüenses”. Ortega ha rechazado en varias ocasiones que la CIDH ingrese al
país. El mandatario exigió al Parlamento –que él controla– la conformación de
una Comisión de la Verdad para que investigue los hechos violentos de abril.
Ese ente, sin embargo, ha sido abiertamente rechazada en Nicaragua estar
conformada por personalidades afines a Ortega. Para los familiares de las
víctimas es inaceptable que “los criminales se investiguen así mismos”.
Este
viernes el secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, se
expresó sobre la crisis nicaragüense. En la red social Twitter, Almagró lamentó
las muertes del viernes y el ataque a las universidades y solicitó al Gobierno
de Ortega que permita el ingreso al país de la misión de la CIDH. De la misma
manera se pronunció el Departamento de Estado de Estados Unidos, que en un
comunicado dijo además que “aquellos responsables de los asesinatos y de otras
violaciones de derechos humanos en Nicaragua deben ser llevados ante la
Justicia”.
Tras
la violencia de sus huestes del viernes, los obispos, empresarios y estudiantes
ponen en una difícil situación al exguerrillero sandinista, que debe demostrar
voluntad política para negociar una salida a la crisis que lo ha puesto contra
las cuerdas.
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