La mano cubana detrás de Maduro
Miguel Henrique Otero, director del diario venezolano El Nacional, dijo que los cubanos colocaron a Maduro en el poder, y que, en el país petrolero, estos últimos controlan áreas estratégicas como los servicios de inteligencia o las notarías.
Ciudad de México, a 22 de abril del 2017.- “La gente perdió el miedo y está dispuesta a todo en Venezuela. La situación es catastrófica”, dijo a Excélsior Miguel Henrique Otero, presidente editor del diario venezolano El Nacional, en el marco de tres semanas de violentas protestas, antigubernamentales en su mayoría, que han dejado al menos nueve muertos, decenas de heridos y más de 500 detenidos.
"En la medida en que el presidente Nicolás Maduro mantenga presos políticos, no respete a las instituciones, no resuelva la ayuda internacional y no dé pie a un programa electoral libre, el modelo de salida va a ser cada día más conflictivo”, señaló.
Según el Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD), siete de cada diez venezolanos reprueban al gobierno. Por ello, una de las banderas que la oposición alza en estas protestas es la convocatoria de elecciones para abrir el camino de la esperanza a la nación sudamericana.
Maduro, quien acusa a la oposición de tejer una “conspiración junto con Estados Unidos para derrocarlo”, finalizaría su mandato en 2019, una espera que no cabe en los límites de paciencia del pueblo. Las presidenciales deberían celebrarse en diciembre del próximo año, pero el escepticismo merodea tras la experiencia de las municipales suspendidas en 2016.
Otero desmintió además que gente de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) esté negociando con el gobierno para que haya unas elecciones regionales. “Eso son intrigas de la gente. De hecho, hablé con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, y dijo que no era verdad”, remarcó.
A su vez, recordó que Maduro, en el poder desde 2013, “ha viajado a Cuba como 40 veces para reforzar su dictadura”, y que, de hecho, “al mandatario lo pusieron los cubanos” cuando el expresidente Hugo Chávez estaba agonizando. En Venezuela, dijo, “el sector más radical de los cubanos (los fieles al fallecido Fidel Castro) controlan áreas estratégicas como las aduanas, las notarías, la inteligencia militar y la seguridad del Presidente”, entre otras.
GOTA QUE COLMÓ EL VASO
El pasado 4 de abril la ira estalló en el país petrolero cuando el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) asumió las funciones de la Asamblea Nacional (AN, Parlamento), único poder público en manos de la oposición.
Aunque el TSJ devolvió parcialmente los poderes al ente, los diputados lo tildaron de “golpe de Estado” y de una violación a la Constitución. Incluso la propia fiscal general del país, la chavista Luisa Ortega Díaz, dijo que la acción del TSJ “rompió el hilo constitucional”.
La justicia siempre ha anulado cualquier decisión del Parlamento, por lo tanto, la acción del Tribunal fue absurda”, dijo Otero. No obstante, “se investiga (aún no está confirmado) que, ante el problema del refinanciamiento de la deuda externa que enfrenta el gobierno, éste le dio un ‘golpe de Estado’ a la Asamblea Nacional para firmar asuntos pendientes”, señaló.
De hecho, el diario El Universal de Venezuela recogió las declaraciones del presidente de la Comisión Permanente de Finanzas y Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional, José Guerra, quien opinó: “El TSJ asumió las competencias de la AN para, a través de la sentencia 156, lograr obviar el artículo 30 de la Ley Orgánica de Hidrocarburos y con ello poder otorgarle facultades al presidente Maduro para firmar contratos en materia petrolera relacionados con la constitución de empresas mixtas, sin la aprobación del Legislativo Nacional”.
El “golpe de Estado” a la Asamblea Nacional no pudo reprimir la rabia de los venezolanos, hastiados de la represión, de un galopante desabastecimiento de alimentos y medicinas, de una inflación por las nubes (la más alta del mundo con 720.5%, según el FMI) y de coronar el mayor índice de violencia de Latinoamérica, según el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV).
La situación en Venezuela va de mal en peor... No hay marcha atrás, tiene que haber una ruptura. La gente va a
sacar al régimen de Maduro”, insistió.
LOS “ENCHUFADOS”
El martes, un día antes de que “la madre de todas las marchas” (así la nombró la oposición) arrancara, la Fuerza Armada venezolana le prometió “lealtad incondicional” al presidente Maduro, quien respondió que “amor con amor se paga, lealtad con lealtad se paga”. Además, el jefe del Estado anunció que entregará “un fusil a cada uno de los miembros de la Milicia Nacional Bolivariana” para ampliarla a 500 mil integrantes.
Al respecto, Otero dijo que el ejército es mayoritariamente opositor y los soldados son obligados a hacer juramentos porque de lo contrario, se despiden del trabajo. “Maduro hace su show con la parafernalia de las milicias, que son gente de la tercera edad y con esta catástrofe en la que ha convertido al país, muy pocos están de su lado”, expresó el periodista.
A Maduro le apoyan los narcotraficantes porque sólo hay una narcodictadura en el mundo: Venezuela”, manifestó Otero, y apuntó que hay 34 generales que están en la lista negra del Departamento de Justicia estadunidense.
Añadió que dentro de las Fuerzas Armadas hay un grupo, “los enchufados”, que “están en cargos públicos para que roben” porque “en Venezuela la corrupción es una
política de Estado”.
Los que no son “enchufados” ganan como unos 150 dólares al mes, es decir, “no les da ni para comprar una bicicleta”, dijo, y mencionó a otras altas esferas del gobierno envueltas en el narcotráfico como el ministro del Interior, Néstor Reverol; el vicepresidente, Tareck El Aissami; el número dos del chavismo, Diosdado Cabello; e incluso los sobrinos de Maduro, quienes fueron detenidos en Estados Unidos.
Sobre cómo se llegó a una narcodictadura, Otero explicó que el fallecido expresidente Hugo Chávez “estableció una alianza geopolítica con las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN)”.
El periodista, quien dirige El Nacional desde el exilio (entre Estados Unidos y España), no puede regresar a
Venezuela después de que Cabello lo demandara por difamación de contenidos al publicar un artículo en el que señalaba al diputado chavista de estar involucrado en actividades de narcotráfico.
El Nacional es, de hecho, uno de los pocos diarios críticos con el gobierno venezolano tras la arremetida de Maduro contra los medios de comunicación donde sólo queda, prácticamente, la difusión de noticias a través de la web.
Casi todos los medios impresos han pasado a lo digital porque no tienen papel. Nosotros producimos porque nos prestan”, dijo el director del diario fundado en 1943, y destacó que 40% del territorio tiene acceso a medios oficiales, y el otro 60% a radio y televisión autocensurados.
La guerra, no obstante, también la sufren medios extranjeros como, por ejemplo, la cadena estadunidense CNN o la colombiana NTN24, cuyas señales fueron cortadas en el país. “Venezuela es un país en guerra con los corresponsales extranjeros. Llevar una cámara es un peligro. Uno tiene que entrar con visa de turista y...mucha suerte”, lamentó, desde el exilio, el comunicador.
Fuente excelsior
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