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Colapsa pirámide humana en desfile del 20 de noviembre en Zacatecas; cinco policías viales resultan lesionados

El percance ocurrió debido a un tope colocado para proteger cables de transmisión televisiva; las lesiones de los agentes fueron leves y no hubo traslados hospitalarios.
Zacatecas, a 20 d noviembre de 2025.- Durante el desfile cívico-militar por el 20 de noviembre en Zacatecas, una pirámide humana formada por policías viales cayó de forma repentina cuando la grúa que los sostenía pasó sobre un tope instalado para resguardar cables de la televisora estatal. Cinco agentes resultaron con golpes y raspones, lo que generó tensión momentánea frente al palco donde observaban el gobernador David Monreal, miembros de su gabinete y mandos militares. Pese al incidente, todos los lesionados fueron atendidos en el sitio y el desfile continuó sin mayores complicaciones.

Un desfile marcado por un momento de sobresalto

La mañana del 20 de noviembre, la calle Hidalgo de la capital zacatecana lucía repleta de espectadores, estudiantes, corporaciones de seguridad y agrupamientos militares listos para desfilar. El ambiente era de celebración cívica y memoria histórica, hasta que un inesperado percance interrumpió brevemente el ritmo del acto conmemorativo.

El agrupamiento de la Policía Vial realizaba una de las acrobacias más vistosas del recorrido: una pirámide humana montada sobre una grúa de plataforma, maniobra que forma parte de su rutina anual y que tradicionalmente genera aplausos entre el público. Sin embargo, lo que debía ser una exhibición de equilibrio y sincronía terminó convertido en un momento de tensión.

El momento del accidente: del equilibrio a la caída

Todo ocurrió frente al palco de autoridades instalado sobre la calle Hidalgo. En ese punto se encontraban el gobernador David Monreal, integrantes de su gabinete y altos mandos militares y policiales, quienes observaban la acrobacia cuando la grúa pasó sobre un tope colocado sobre la vía.

El obstáculo, instalado para proteger cables de la televisora estatal que transmitía en vivo el evento, provocó un movimiento brusco en la plataforma. Los uniformados, que ya sostenían la postura de la pirámide humana, perdieron el equilibrio casi al unísono y la formación se desplomó.

Testigos relataron que el momento ocurrió en cuestión de segundos: un balanceo repentino, un crujido metálico de la grúa y luego los cuerpos cayendo sobre el techo del vehículo. Uno de los policías fue proyectado hacia el adoquín, mientras el público contuvo la respiración ante el impacto.

La reacción de los cuerpos de seguridad y los expertos médicos

De inmediato, varios agentes encargados del resguardo del palco corrieron hacia la grúa para auxiliar a los policías de tránsito. Elementos militares también se acercaron para apoyar en la valoración inicial y asegurar la zona.

En cuestión de instantes, paramédicos arribaron con equipo básico y comenzaron a atender a los lesionados. A pesar de lo aparatoso del desplome, las heridas fueron menores: golpes, raspones y contusiones leves. Ninguno de los cinco policías requirió traslado hospitalario, lo que permitió que el incidente no escalara a un nivel mayor de gravedad.

El público, que inicialmente guardó silencio, retomó la tranquilidad al confirmarse que no había heridos de consideración.

Un acto que continuó entre formalidad y responsabilidad cívica

Una vez atendidos los agentes involucrados y evaluado el estado de la grúa, el desfile conmemorativo se reanudó. Las siguientes agrupaciones —escoltas, bandas de guerra, contingentes educativos y militares— continuaron su recorrido sin contratiempos.

El ritmo del evento recuperó su curso, aunque el episodio dejó entre los asistentes una reflexión inevitable sobre los riesgos asociados a las exhibiciones acrobáticas dentro de eventos cívicos, así como sobre la importancia de la coordinación logística entre corporaciones, equipos de transmisión y personal operativo.

Entre el espectáculo y la precaución

La caída de la pirámide humana no solo representó un incidente técnico, sino un ejemplo claro de cómo, incluso en escenarios ceremoniales cuidadosamente planificados, elementos aparentemente menores —como un tope provisional— pueden desencadenar riesgos imprevistos.

En una fecha que exalta la disciplina, la valentía y la cohesión institucional, el hecho recordó la necesidad de valorar la integridad física de los participantes por encima del impacto visual de las acrobacias. La respuesta rápida de los cuerpos de seguridad y el personal médico, así como la continuidad del desfile, mostraron también la capacidad de reacción y organización ante situaciones emergentes.

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